¿Por qué no quieren en Cádiz que Dani Güiza aterrice en el Carranza?

¿Por qué no quieren en Cádiz que Dani Güiza aterrice en el Carranza?

Su pasado como futbolista del Xerez no gusta, pero otros ven en el delantero la posibilidad de fichar un goleador que relance al equipo

Mucho debate hay en los últimos días en Cádiz en torno a la figura de un ilustre: Dani Güiza. Si para muchos el delantero jerezano era ya prácticamente un ex futbolista, lo cierto es que ha vivido días relativamente felices tras su última aventura planetaria en el Cerro Porteño de Paraguay, equipo donde firmó 17 goles en algo más de 40 partidos.

 

Ahora se está gestando su posible fichaje por el eterno rival del Xerez, club del que ha ido variando progresivamente su opinión. El problema es que los cadistas todavía se acuerdan de su pasado. No obstante, para muchos, las posibilidades de contar con una versión del mejor Güiza en Segunda B significan poder optar de forma real a ascender, y no sólo a Segunda.

 

¿Qué elegir, entonces, corazón o pragmatismo? Mientras en la ciudad andaluza se sigue debatiendo sobre el tema, en un delicioso artículo en ABC se repasan los méritos del que ha sido uno de los jugadores españoles más polifacéticos de la última década. De goleador reconocido en toda Europa pasó a casi despojo para el fútbol. Y no tuvo unos inicios fáciles. Todo ello aderezado por su caracter complicado, su vida extradeportiva y sus vaivenes con el mundo rosa.

 

Güiza empezó en el equipo de su tierra natal para pasar por las filas de clubes como Mallorca, Recreativo o Ciudad de Murcia. Sólo en este último logró despuntar lo suficiente como para acabar en el Getafe, donde comenzó su turbulenta relación con Nuria Bermúdez, agente FIFA y personaje del periodismo del corazón por aquella época. Eso le hizo sentar la cabeza, curiosamente, y de la mano de Bernd Schuster se hizo un nombre. Poco después regresó al Mallorca, fue pichichi, bota de plata y figura en la Liga 2008. Luego ganaría la Eurocopa con España gracias a la fe ciega de Luis Aragonés en él. Esa temporada firmó 27 goles.

 

A partir de entonces, su declive fue progresivo. Fichado por 15 millones de euros por el Fenerbahçe turco ese mismo verano no cuajó como se esperaba en el país otomano. Todo lo demás han sido líos extradeportivos (incluyendo la separación de su esposa) y proyectos frustrados en España y Malasia... hasta llegar a Paraguay.

 

Al final, una moneda al aire para los cadistas. Una apuesta arriesgada pero que de salir bien, convertiría al equipo andaluz en el principal candidato al ascenso el año que viene. Una especie de 'Mágico González' de esta época. Aunque eso son palabras mayores.