Las lecciones aprendidas por Florentino y Sergio Ramos tras la tormenta

Las lecciones aprendidas por Florentino y Sergio Ramos tras la tormenta

En un momento en el que parece que ambas partes han llegado a un acuerdo, es tiempo de hacer balance

Nada más consumarse la salida de Iker Casillas del Real Madrid, se precipitaron los acontecimientos en torno al conflicto entre Sergio Ramos y el club blanco por su renovación de contrato. Todavía con el equipo en China se filtró primero un primer acercamiento entre ambas partes en forma de reunión, y después un principio de acuerdo a firmar cuando el grueso del club regrese a Madrid.

 

Sergio logra lo que quería: Llegar, casi, a los diez millones de euros por temporada y sobre todo conseguir ese reconocimiento de líder por parte del club; Florentino Pérez, personificando la figura visible de carne y hueso del Real Madrid de nuestros días, también ha conseguido su objetivo: Frenar el ímpetu del sevillano de querer marcharse, y, sobre todo, que la situación no se le fuese de las manos.

 

Estos días en China y lo que suceda hasta la rúbrica del andaluz, probablemente a lo largo de las próximas semanas ya en la capital, han servido para que ambos bandos vuelvan a entenderse tras su enésimo roce y, sobre todo, para que conozcan más sus límites. Según se cuenta, la única frase con la que Florentino dio la oportunidad a Sergio Ramos de marcharse del Madrid fue "paga tu cláusula". Era una forma de disuadirle, como lo es declararle intransferible a ojos del Manchester United o tasarle en 90 millones de euros.

 

Ha habido lecciones. Lecciones muy convincentes. Sergio ha logrado salirse con la suya o lo habrá logrado si todo se confirma pero también habrá quedado como 'pesetero' y 'chantajista' a ojos de una parte del madridismo, sea pequeña o grande. No lo decimos nosotros, sucederá. Como sucedió con Casillas en los últimos tiempos. Ese es el límite del de Camas o el que debería haber aprendido; Florentino, por su parte, amagó con la dimisión. "Si te vas, me tengo que ir yo detrás de ti", dicen que llegó a espetar, según fuentes de la Cadena SER. De ser cierto, parece que el presidente también ha conocido sus límites.

 

Límites que convergen, pues ninguno está por encima del club. No habrá pulso personal que sobreviva a la larga al juicio del madridismo y el mandatario blanco sabía que tras permitir marcharse a Iker Casillas no podía dejar que el segundo estandarte nacional del Real Madrid se fuese también ese mismo verano. Como Ramos habrá aprendido que forzar al máximo un reconocimiento por parte de la entidad entraña hacerse muchos enemigos y quedar mal públicamente. Quizá no le salga bien la próxima vez. No conviene estirar mucho estas beligerancias. Estas son las lecciones que las dos partes deberían haber aprendido.