El ultimátum a Neville ante el Betis puede arrastrar a otros con él en Valencia

El ultimátum a Neville ante el Betis puede arrastrar a otros con él en Valencia

En medio de un ambiente muy caldeado, las miradas no se dirigen ya solo hacia el banquillo o los futbolistas

El 7-0 del Barça al Valencia ha provocado una reacción entre una gran parte de la masa social, de la prensa e incluso de parte del entorno (ex jugadores, ex técnicos) tremendamente potente en sentido negativo. Esta semana ha sido la primera en la que, pese a que los resultados del equipo desde hace semanas no acompañan y podían hacer que la palabra hubiese surgido algo antes, se habla abiertamente de la posibilidad de descenso a Segunda División. Algo ilógico, impensable y terrorífico para un club en pleno proceso de ampliación de capital, con una supuesta plantilla confeccionada para la Champions League y con aspiraciones de colarse entre las mejores de Europa a corto plazo.

 

Quizá por eso, por lo inverosímil que parece el hecho de que el equipo esté a solo cinco puntos de la zona de peligro en la tabla y encadene once encuentros sin ganar en la Liga, la inmensa mayoría de las miradas ya ni siquiera se centran en Gary Neville. El inglés, un hombre sin experiencia en los banquillos y menos aún en uno de primer nivel, sin conocimiento del idioma ni de la Liga española, más bien parece una víctima más de un organigrama que cada vez está más lejos del aficionado del Valencia, que se ha cansado de promesas y de la falta de empatía de los nuevos dueños.

 

Como lo leen. Peter Lim se ha convertido en objeto de feroces críticas en las últimas horas. El magnate asiático es acusado de no estar poniendo interés en conocer la cercanía que debe existir entre el club y la hinchada, de no tener conocimientos sobre fútbol y manejar el Valencia como una empresa más y de haber tomado decisiones mal aconsejadas o en base a sus caprichos (como colocar a Neville tras la destitución de Nuno). La creciente corriente popular pide la inmersión en el proyecto de viejas glorias, ex jugadores de la última etapa exitosa de la entidad, ahora metidas a entrenadores o comentaristas como David Albelda o Baraja.

 

Todo dependerá de lo que suceda ante el Betis, partido donde, a priori, el Valencia se juega absolutamente todo, así como su entrenador. Si se pierde, Neville podría tener las horas contadas. En la ciudad se habla de ultimátum. Pero el problema está en que el inmovilismo que ya se ve en la directiva viene dado porque no se tiene nada claro qué solución tomar, y a quién habría que encomendarle la tarea de dirigir al equipo en estos momentos tan malos. Se habla de Pellegrini, de Benítez, de entrenadores de los equipos filiales...

 

Lo que parece claro es que si los resultados siguen igual, Lim empezará a soportar una presión tremenda aunque sea desde la distancia. Todo ello en medio de una guerra reavivada entre partidarios y detractores del singapurense, así como defensores del ex presidente ejecutivo del consejo de administración del Valencia, Amadeo Salvo, hombre que trajo a Lim como salvación por los problemas económicos del club y que ahora también está recibiendo lo suyo. Una crisis muy difícil de solventar.

 

Y, en medio de todo, los jugadores. Una plantilla sentenciada para muchos aficionados, los cuales ya salvan a muy pocos de sus quinielas particulares de cara a la próxima temporada. Sólo Alcácer y Mustafi aprueban en un plantel donde hombres como Negredo, Parejo o Piatti podrían tener sus días contados.