La guerra fría que tiene lugar en el Madrid con la venta de Cristiano Ronaldo

La guerra fría que tiene lugar en el Madrid con la venta de Cristiano Ronaldo

Las partes definen sus estrategias para resolver el futuro de CR7

Aviso a navegantes: la surte de Cristiano Ronaldo en el Madrid se decide estos días. Los últimos paseos de Jorge Mendes por París y Manchester se han cerrado con advertencias claras a la dupla portuguesa y Real Madrid: ninguno de los grandes clubes sondeados está dispuesto a tirar la casa por la ventana por un jugador que supera la treintena, arrastra problemas crónicos en la rodilla izquierda y evidencia muestras preocupantes de estar encarando la recta final de su carrera.

 

Meterle cinco al Espanyol, cuatro al Malmoe u otros cuatro al Celta no es el mejor salvoconducto para exigir un trato de crack. Las grandes entidades aceptan pujar por Ronaldo por el tirón mediático que rodea al luso pero ponen en duda que la construcción futura de un equipo en torno a su persona como exige CR7.

 

Avisan desde Europa que en los grandes encuentros no se ha visto a Cristiano, al contrario: la imagen ofrecida frente a rivales de entidad no ha sido la propia de un líder. Ronaldo ha puesto sobre la mesa de sus pretendientes unas pretensiones económicas que deben mejorar las firmadas con el Madrid. Primera dificultad. Y segunda: las pretensiones del Real. Ninguno de los compradores está dispuesto a llegar a los números que pide Florentino Pérez para abrir la puerta al jugador: 100 millones. Las conversaciones filtradas apuntan a un máximo de 80 que podrían ser menos dependiendo de la evolución de Cristiano en la recta final de la temporada. Un problema mayor para el Madrid a quien Mendes ya ha comunicado que la mejor opción para Ronaldo es seguir en el Real, eso sí, previa renovación a precio de crack.

 

Jorge Mendes mete miedo en el Real con un resumen sencillo: o el Madrid lo vende en 2016 muy por debajo de las pretensiones del presidente o puede ver como Cristiano sale por la mitad de la mitad en 2017 -último año de contrato- si no cierra la renovación que Mendes ya ha puesto sobre la mesa.