Los cinco jugadores sudamericanos que fracasaron en Europa

Los cinco jugadores sudamericanos que fracasaron en Europa

Ha habido muchos más, pero probablemente estos estén entre los fiascos más sonados de siempre en el trasvase de futbolistas entre ambos Continentes.

Sudamérica es una fuente inagotable de talento futbolístico, y de eso se ha beneficiado siempre el fuerte y atractivo fútbol europeo. Prácticamente no hay club considerado de los grandes en el viejo Continente que no tenga en sus filas a alguna estrella Latinoamericana, ya que al otro lado del charco siempre se aporta un punto más de magia y técnica que contrasta con la mayor perfección táctica de las mejores Ligas del mundo. Sin embargo, apostar por un hombre que destaque en Sudamérica no siempre es sinónimo de éxito. Hay cientos de casos de futbolistas argentinos, colombianos, uruguayos, chilenos o de cualquier otro país de esta parte del globo que, por unas u otras razones, fracasaron en su aventura europea. Rescatamos algunos de los más sonados, de la mano de los compañeros de 90min.com.

 

Martín Palermo. Todavía a día de hoy son muchos los que se preguntan cómo uno de los mejores goleadores de las últimas dos décadas a nivel mundial nunca pudo firmar en Europa los números de los que siempre gozó en Argentina. Hablar de Palermo es hablar de una leyenda del fútbol albiceleste, y eso se lo ha ganado a pulso gracias a temporadas y temporadas de goles y títulos con la camiseta, sobre todo, de Boca Juniors. Sin embargo, fichado por el Villarreal en 2001, nunca fue regular en España donde alternó momentos medianamente buenos con grandes periodos de frustración, alguna lesión importante y muchos contratiempos, dejando un saldo pobre de 25 goles en cuatro años. Pasó por las filas de Betis y Deportivo Alavés antes de volver a Argentina en 2004.

 

Víctor Hugo Aristizábal. Mucha gente de generaciones jóvenes ni siquiera conocerá a este futbolista colombiano, goleador, que destacó en las filas de Nacional antes de ser fichado por el Valencia como estrella en 1992. Apenas hizo cuatro tantos antes de marcharse de la ciudad española por la puerta de atrás, probar suerte en el Blackburn Rovers de Inglaterra y regresar finalmente a su país de nuevo, desde donde después emigraría a Brasil en varias etapas.

 

Congo

 

Edwin Congo. Mucho más reciente, su compatriota Congo destacó por ser un fichaje sorpresa y poco conocido por parte del Real Madrid. Una apuesta de futuro arriesgada que fracasó, al igual que otras realizadas por el conjunto blanco en aquella época. Congo era un delantero centro goleador que se hinchaba a marcar goles en las pretemporadas merengues para después no disponer apenas de minutos. Tras su breve paso por el Madrid empezó un éxodo que le llevó por multitud de equipos europeos: Valladolid, Vitoria de Guimaraes, Toulouse, Levante, Sporting Gijón, Recreativo de Huelva, Olimpic, Benissa y Paiporta, estos tres últimos equipos regionales de Valencia. Sus mejores días se vieron en Valladolid y Gijón.

 

Agustín Delgado. El todavía máximo goleador de la selección de Ecuador es una leyenda en su país, donde ahora es político. Pero su breve periplo por Europa apenas duró una temporada. Fue la 2002-2003 en el Southampton de Inglaterra, club en el que jugó únicamente 11 partidos, marcando un tanto. Migajas para alguien que en ese momento acababa de despuntar en el Mundial de Corea y Japón, y que venía con la vitola de goleador contrastado tras grandes campañas en el fútbol de México y de su país, y una actuación destacada en el partido por el tercer y cuarto puesto del Mundial de clubes del año 2000 ante el Real Madrid, anotando dos goles.

 

Ariel Ortega. El 'Burrito' es conocidísimo en Europa pese a que nunca logró jugar como sí le vimos en Argentina a lo largo de toda su carrera. Llegó como estrella a Europa a las filas del Valencia en 1997, pero su mala relación con el técnico le condenó. Pasó por la Sampdoria, el Parma y el Fenerbahçe turco, club este último del que huyó a Argentina sin previo aviso. Jugaba de segundo delantero y tenía un talento enorme, que sin embargo sacaba a relucir con cuentagotas, algo que Europa nunca le perdonó.