"Nos echaron amoniaco y nos tiraron piedras" El lado salvaje del derbi sevilano

Un ex jugador del Sevilla relata el recibimiento que tuvieron en su llegada al Villamarín

El derbi sevillano es especial en todos los sentidos. Los es por la rivalidad, por la pasión con que se vive y también por las barbaridades que han motivado este partido. Una situación que para un jugador que viene de fuera cuesta de entender.

 

 

 

Este fue el caso del defensa francés Julien Escudé que militó seis temporadas en el Sevilla del 2006 al 2012. Así el central el primer aviso que recibió del director deportivo Monchi fue que “el verde no está aquí permitido”.

 

Escudé ha explicado en una entrevista al diario francés ‘Liberation’ que en Sevilla se vive el fútbol como una religión y que la ciudad parece un escenario fantasma en el día del derbi. “Una vez que jugamos en el campo del Betis, llevé mi coche para salir con el equipo desde el estadio, y parecía una ciudad fantasma. Tenía la sensación de estar en el salvaje oeste. El viento, papeles volando... Parecía que algo iba a pasar. Cuando salimos del Sánchez Pizjuán, había un montón de gente fuera animándonos. Tenía una sensación extraña, como si fuésemos a la guerra”, ha relatado.

 

Aunque más del ‘salvaje oeste’ fue que cuando llegaron al Benito Villamarín, “nos echaron amoniaco en el vestuario, las ventanas bloqueadas... Cuando salimos, nos insultaron, nos tiraron piedras nada más pisar el campo... Los dirigentes del Betis nos dijeron: "Ni idea".

 

Escudé detalló que “nos contaron que el olor era debido a la limpieza de los vestuarios. ¡Pero las ventanas estaban bloqueadas con toallas y cadenas! Nos pusieron un montón de trampas: botes de humo, basura quemada en mitad del camino cuando llegábamos en autobús... Cuando volvimos a ponernos en marcha, había una hilera de piedras sueltas que nos habían lanzado al autobús”.