Echar a Ancelotti podría dejar graves consecuencias en el Real Madrid

Echar a Ancelotti podría dejar graves consecuencias en el Real Madrid

Habrá varios frentes que se abrirán, o quedarán abiertos

No se trata de hacer sangre con la situación actual del Real Madrid, ni de posicionarse en favor de unos u otros. Se trata de analizar lo que sucede y ver qué motivaciones lo provocan y qué quedará en el ambiente una vez se produzca lo que casi todos llevan horas anunciando desde última hora de ayer: El Real Madrid le comunicará a Carlo Ancelotti que no seguirá al frente del equipo la próxima temporada. Previsiblemente, lo hará la próxima semana, quizá el lunes o el martes.

Lo dijo Paco González en 'El Partido de las 12' de la Cadena COPE, aludiendo a una fuente de fuera del club. Lo dijo José Ramón de la Morena y otros tantos en distintos medios españoles, al tiempo que 'La Gazzetta dello Sport' asegura que Carletto volverá al Milan y Rafa Benítez cambiará Nápoles por el Madrid. Dos años después de la traumática marcha de José Mourinho, más cambios. Más giros en el rumbo de la entidad.

Ancelotti no ha hecho una buena temporada, al igual que los jugadores y el Real Madrid en conjunto como club, es cierto. Sin embargo, cesarle supone lanzar un mensaje público que va más allá del mero hecho en sí mismo. El entrenador que llegó a un vestuario, guste o no, ciertamente dañado tras tres años de gestión de un entrenador con un estilo y una praxis diferente, logró unificarlo y ganó una Copa de Europa y una Copa del Rey, se marchará, previsiblemente, dos años después de su llegada y con un bagage de títulos mayor que el de sus precedesores, sin terminar de cumplir el contrato que firmó. Esto significa que en el Real Madrid lo más importante no es tener una idea de gestión de un equipo deportivo o una línea duradera en la forma de trabajar. Lo único que cuenta es ganar títulos al final de cada temporada. 

Levantar Copas. Ese es el modelo deportivo del Real Madrid. Un modelo respetable, ojo, y que además es lógico en consonancia con el nivel de exigencia de la entidad y lo que reclaman sus aficionados. Lo que se tiene que preguntar la directiva y el madridismo en conjunto es si ese plan, levantar trofeos, es más fácil de llevar a cabo a través de la continuidad o de la anarquía y la improvisación.

Anarquía porque cada poco tiempo no sólo se cambia de técnico, sino de formas de trabajar y estilo de juego sobre el césped. De entrenadores que tratan de jugar al ataque y manteniendo la posesión (Pellegrini) se pasó a técnicos autoritarios y con gusto por un fúbtol más directo, físico y de contragolpe (Mou) y después ha habido una vuelta al juego de iniciativa. Si llega Benítez, se volverá a cambiar de registro. Un mareo constante para una plantilla que también cambia mucho cada temporada. Plantilla que, por cierto, ha abogado en una gran mayoría por la continuidad del técnico. El club no les hará caso.

Así pues, tenemos a un técnico cesado cuando numerosas encuestas virtuales (sin un valor real, es verdad, pero algo contarán) pedían su continuidad sólo horas después de los fracasos de la Liga y la Champions, con una temporada en blanco en el horizonte; Cuando los futbolistas le quieren, muchos de los cuales no acabaron de forma cómoda su relación con el anterior técnico, que tenía una forma de dirigir al vestuario que parece que ahora vuelve a reclamarse. ¿Cómo les sentará que su propia entidad no les tenga en cuenta? Y sobre todo, cuando empieza a crecer la sensación de que la constante inestabilidad y falta de continuidad acaba perjudicando al club. Mensajes que terminarán por hacer que poco a poco las miradas de la crítica no se vuelvan sólo hacia el pasto o el banquillo, sino más arriba.