Zidane gana otro título más para el Real Madrid (y Florentino Pérez se frota las manos)
El fenómeno que ha causado el entrenador francés sigue alucinando a propios y extraños.
Un entrenador florero, decían. Un ‘alineador’, un títere del presidente… llámenlo como quieran, pero así estaba considerado Zinedine Zidane hasta hace bien poco en el Real Madrid. Y todavía algunos lo consideran así. Sin embargo, el técnico francés ha conseguido, en menos de dos años naturales, no sólo revertir esa sensación generalizada, sino demostrarle a todos que como entrenador ha establecido un modelo de éxito nunca antes visto en el club blanco. Zizou ha sabido aunar al vestuario, hacer que todos se sientan importantes, lidiar con las estrellas, rotar sin enfados y ganar. Ganar muchos títulos… y con un buen juego.
Pero Zidane todavía ha ganado aun más: ha ganado mucho, mucho dinero para el Real Madrid. A través de la doble conquista de la Champions League y del resto de trofeos internacionales bajo su mando en el banquillo, el conjunto blanco se ha embolsado casi 110 millones de Euros limpios, según cuenta el diario MARCA. Es bastante más de lo que el club pagó por el propio Zidane cuando le fichó como jugador, procedente de la Juventus, en el año 2001.
Todo esto, unido al bajo gasto en fichajes y la apuesta por jóvenes y por cantera, hace que el Real Madrid esté reforzando también su posición económica dentro del espectro europeo. Ahora no hace falta, pero estará bien preparado para cuando toque gastar un dineral en algún futbolista realmente necesario, algo que puede suceder en cualquier momento. Visto lo visto en el mercado y como se suele decir en estos casos, cuando el panorama está como está… mejor guardar el dinero.
Zidane se ha convertido en un entrenador modélico, al mismo nivel que Guardiola en cuanto a lo que el entrenador del Manchester City supuso para el fútbol cuando irrumpió el Barcelona, o al menos es así, desde luego, para el madridismo. Ha sido capaz de variar el rumbo del club en muchos aspectos que, tradicionalmente, eran inamovibles, como las jerarquías del vestuario o la solidaridad entre compañeros a la hora de tener minutos. Y todo con mano izquierda. Toda una tabla de salvación para Florentino Pérez, que antes de su llegada estaba con el agua al cuello.