¡Anastasiya Kvitko no cabe ahí! Talla muy pequeña ¡y ocurre esto!

No quiere que nos olvidemos de ella

Que a Anastasiya Kvitko le gusta andar justa de tela es lo segundo que se piensa cada vez que se pronuncia su nombre, porque el primer pensamiento es su tamaño, lo inmensa que es, se la mire por donde se la mire.

Le gusta que la digan que es grande, que tiene el cuerpo más imposible de todas las que se pasean por la sección rosa y que es la envidia de todas las féminas por eso de traer de cabeza a todo el que la ve, ¡cómo para perderla de vista!

Ha inventado poses, posturas y estilismos para que lo suyo impacte más en las retinas y cuando las ideas escasean, por eso de no repetir, deja que su volumen se vea con la menor censura posible, aunque nunca sin terminar de enseñar del todo.

Se ha aficionado a usar varias tallas menos, a pelear con jeans y con vestidos que requieren de ingeniería para entrar por su cuerpo y no se preocupa para nada de cómo quitar esas prendas después, sabe que no hay costura ni hilo que aguante el envite de sus curvas.

Por eso es normal verla con jeans rotos, o con vestidos con raja que no venían así de fábrica e incluso con cazadoras que no pueden terminar de cerrarse porque ni la talla es la correcta ni su delantera lo permite, ¡no hay cremallera que pueda con todo lo tuyo!

Y es que no contar con un fondo de armario apropiado a su físico no parece ser un problema para la de Rusia, ni para su cuerpo ni para su economía tampoco.

Porque es otra de sus señas de identidad, algo que nos vuelve locos con tan sólo pensarlo y que nos gusta ver.

Hay que reconocerlo, Anastasiya sabe cómo hacerlo, aunque eso le suponga un desembolso en trapitos.