Cuando creíamos conocer todos los ángulos y todos los perfiles de Anastasiya Kvitko, va la modelo y encuentra uno nuevo con el que posar y dejar que veamos que lo suyo no conoce límites.
Si no fuera porque hacemos un seguimiento continúo de sus curvas podríamos pensar que retaguardia y delantera aumentan a medida que pasan los días ¡cómo lo hará!
Lo mismo nuestros ojos no son capaces de hacerse con todo ese tamaño y de ahí la impresión, que todo es posible.
Lo cierto es que la modelo juega como nadie con las tallas, con las prendas, con los ceñidos y con los bikinis, lo hace por su profesión y porque le gusta, y a nosotros también.
Pero hay ocasiones en las que Anastasiya se pasa, en las que las tallas que escoge para dejar a la vista lo suyo son desasiado pequeñas, en vestidos, pantalones o leggins, da igual.
Porque si nos tuviéramos que preguntar cómo es posible que la maniquí se haya embutido en unos leggins semejantes a los de la publicación no encontraríamos respuesta.
Si tuviéramos que pensar en el movimiento al andar y la tirantez de este tipo de tela, pensaríamos en imposibilidad y casi milagro.
Y lo más importante vendrá después de la sesión de fotos, cuando la maniquí intente quitarse la prenda, ponerse cómoda y respirar… ¿cómo crees que vas a ser capaz hacerlo, Anastasiya?
Que si ya es difícil ponerse esos leggins que no pueden contener ni cantidad ni volumen de retaguardia, quitárselo va a convertirse en una obra de ingeniería.
Lo mismo pasa como en otras ocasiones, que las costuras estallan y ya no es necesario ni pensar en ello.
Que contigo está todo pensado, postura, estilismo y forma de poner y quitar, estás en todo con lo tuyo, no te queda otra.