Las caras largas (que nunca saldrán del vestuario blanco) apuntan al Atlético

Las caras largas (que nunca saldrán del vestuario blanco) apuntan al Atlético

Los jugadores del Madrid están eufóricos por el pase a la final dos años después de lograr la Décima, pero muchos preferirían haberse enfrentado a otro rival.

Las declaraciones de los jugadores del Real Madrid nada más clasificarse para la final de la Champions League del próximo 28 de mayo en Milán eran de chavales exultantes, felices por haber conseguido colarse en su segunda final solo dos años después de lograr la Décima. Pero, al mismo tiempo, muy comedidas en torno a su valoración sobre el choque que volverá a ser derbi en la ciudad italiana contra el que ha sido su Némesis en los últimos tiempos, el Atlético de Madrid. Marcelo encarnó mejor que nadie este sentimiento: “Le tenemos un respeto enorme”. Ramos reconocía lo que muchos piensan: “para nosotros, quizá ahora mismo es el rival más complicado que hay”.

 

Y lo cierto es que el vestuario piensa así de verdad. Si algo tiene de bueno enfrentarse de nuevo al Atlético en una final es que esto no pillará a los jugadores blancos de nuevas, ya sabrán cómo se las gastan los de Simeone en estos partidos y lo carísimo que saldrá tener un error puntual en el partido o menospreciar lo más mínimo al rival. Ahora tratarán al equipo colchonero como lo que es, un rival temible pero al mismo tiempo un equipo que ha sabido cogerles el truco en sus últimos duelos. Y el vestuario blanco lo sabe.

 

Muchos jugadores merengues preferían al Bayern porque, además, de perder la final la derrota hubiese resultado mucho menos traumática. Ahora se ven obligados (más, si cabe) a tener que ganar sí o sí para evitar ser señalados históricamente como aquellos jugadores que perdieron una final de la Champions contra el eterno rival de la ciudad. Por eso, el pensamiento es de preocupación. Tienen más que perder que ganar… o, al menos, más que si se hubiesen enfrentado a los alemanes.

 

Todo esto, claro está, no se reflejó anoche de cara al público ni tampoco se reflejará nunca, aunque el Madrid acabe perdiendo la final o si la gana. Son sensaciones que de revelarse destilarían una debilidad que la plantilla ni se plantea exhibir. Todo lo contrario. La mentalización para motivarse aún más de cara al derbi de Milán ya ha empezado para contagiar a todo el madridismo.