Stephen Curry y LeBron James se encaran: el duelo que no se vio
Las dos estrellas del Oeste ‘face to face’
La historia reciente de la NBA puede contarse desde los relatos de LeBron James y Stephen Curry. Para bien o para mal, ambos han estado en el último escalón de los últimos diez títulos de la NBA; entre ellos se reparten 7 de los últimos 10 anillos, varios de ellos en disputa directa. Y ayer volvieron a verse las caras y con pique en pista de The King y el jugador franquicia de los chicos de Steve Kerr, esta vez con victoria para el vigente campeón de la NBA, que ya lame sus últimas heridas.
Y esa es la intrahistoria del que posee la gloria en propiedad en estos momentos, como es El Elegido, y el que aspira a recuperarla, como es Don Steph. Sin embargo, si hay una cosa clara entre los dos, aparte de respetarse enormemente en el parqué, es que tras la lesión de Klay Thompson, los Golden State Warriors no pasarán en las rondas finales, por las que pelean, de ser un incordio para los gigantes que sí lucharán por el cetro.
Y enfrente unos Angeles Lakers de doble velocidad, capaces de sucumbir estrepitosamente o de sacar orgullo de las cenizas, como en el choque de anoche en el Staples Center, el cual supone la segunda victoria angelina consecutiva sin Anthony Davis (la otra fue ante Portland Trail Blazers). Y a decir verdad, a pesar de ser los dos dominadores de la NBA en los dos últimos lustros, sus respectivas actuaciones fueron bastante discretas (19 puntos para el jugador californiano, 16 para el adalid de los de La Bahía).
Curiosamente ambos nacieron en Akron, los dos han sido rivales en innumerables batallas y ambos luchan por mantener a flote sus respectivos proyectos. Y en su irreductible afán ganador, sus genes triunfadores salen a la luz. Ambos se saludaron antes del choque; ambos lucharon sobre el parqué y Curry incluso dejó un mensaje final: “Los equipos todavía quieren vencernos y vencernos mal. Todavía tienen muchos recuerdos de los últimos cinco años”, dijo en rueda de prensa. LeBron también plantó su firma, si cabe más profunda aún que la del base: otra victoria y vigésimo tercer jugador en la historia en llegar a su partido 1.300 como profesional. Por cierto, ambos son aspirantes al MVP, como no podía ser menos…
