El nombre de Dani Alves vuelve a sonar en el mundo del fútbol cuando muchos pensaban que su historia sobre el césped ya estaba cerrada. Tras una carrera repleta de títulos, éxitos y también de episodios muy oscuros fuera del terreno de juego, el lateral brasileño parece decidido a despedirse del fútbol donde siempre quiso hacerlo: jugando. No en silencio, no lejos del balón, sino con botas puestas y sobre el verde.
Después de meses apartado del foco mediático y una etapa judicial extremadamente dura, que concluyó con su absolución por falta de hechos probatorios, Alves ha retomado el control de su vida profesional. A sus 42 años, lejos de resignarse a un final abrupto, el brasileño busca cerrar su carrera de forma consciente, asumiendo todo lo vivido, pero mirando hacia adelante.
Un club modesto, una decisión simbólica
Según informaciones procedentes de Brasil, Dani Alves ha cerrado los últimos detalles para convertirse en máximo accionista del São João de Ver, un club que compite en la tercera división portuguesa. La operación se ha llevado a cabo con el respaldo de un grupo de inversores brasileños, que ven en Alves no solo un reclamo mediático, sino una figura capaz de impulsar el proyecto deportivo e institucional.
La idea va mucho más allá de la inversión. El plan contempla que Alves firme un contrato como jugador durante seis meses, con el objetivo de disputar el tramo final de la temporada. Sería su regreso al fútbol profesional tras más de dos años sin competir, desde enero de 2023. No se trata de volver a la élite ni de buscar grandes focos, sino de poner punto final a su carrera de manera simbólica, en un entorno más discreto y controlado.
El São João de Ver ocupa actualmente una posición intermedia en la clasificación, y la llegada de Alves supondría una sacudida deportiva y mediática evidente. Para el brasileño, es una oportunidad de reconectar con el juego, recuperar sensaciones y despedirse del fútbol en sus propios términos.
Un último paso antes de un nuevo camino
Desde su absolución, Dani Alves ha mantenido un perfil bajo. Ha sido visto en actos religiosos y alejado del ruido habitual que siempre rodeó su figura. Sin embargo, lejos de desaparecer, ha estado
trabajando en la sombra para volver al fútbol y preparar su siguiente etapa profesional.
Su entorno asegura que este regreso no es un capricho, sino un paso meditado antes de iniciar una posible carrera como entrenador. Alves quiere cerrar una puerta antes de abrir otra. Quiere que su última imagen como futbolista sea sobre un campo, compitiendo, no definida únicamente por los escándalos que marcaron su final abrupto.