Ferrari no estaba preparado para la tormenta Hamilton-Leclerc

Ferrari navega en aguas turbulentas mientras crece la inquietud dentro y fuera del garaje

Ferrari no estaba preparado para la tormenta Hamilton-Leclerc

Charles Leclerc sigue siendo el rostro de Ferrari, pero su sonrisa ya no es la misma. A mitad de temporada, sólo ha logrado tres podios y acumula 94 puntos. Está quinto en el campeonato de pilotos, lejos de lo que esperaba. El SF-25 le ha fallado. Rápido a una vuelta, pero débil en carrera. La degradación de neumáticos es un problema constante. Y las estrategias del muro no han ayudado.

El descontento se ha filtrado. Según medios italianos, su entorno ya revisa el contrato que lo liga con Ferrari hasta 2029. No es una amenaza abierta, pero sí un mensaje. El amor eterno empieza a resquebrajarse. Si las cosas no cambian pronto, Leclerc podría mirar hacia otros equipos.

¿Opciones reales? Pocas. McLaren está cerrada. Red Bull sería un riesgo con la incertidumbre del 2026. Mercedes podría ser un plan B si Russell no renueva. Incluso Aston Martin aparece en el radar, sobre todo con la llegada de Adrian Newey. Pero todo son hipótesis. Lo único claro es que Leclerc está harto de promesas.

Hamilton, sin adaptación ni resultados

Y si Leclerc sufre, Hamilton tampoco sonríe. El siete veces campeón aterrizó en Ferrari como una bomba mediática. Pero en pista, el impacto ha sido menor. Sólo ha sumado 71 puntos en nueve carreras. Mucho ruido y pocos resultados.

Hamilton ha reconocido públicamente que no se siente cómodo con el SF-25. La radio en carrera lo delata: frustración, quejas, silencios incómodos. La adaptación está siendo más difícil de lo esperado. Y en Ferrari ya se preguntan si Fred Vasseur fue la elección correcta para liderar este proyecto.

Las dudas llegan hasta la cima. Vasseur está bajo la lupa. Si el equipo no mejora, su continuidad podría peligrar. Incluso se ha mencionado el nombre de Christian Horner, quien tampoco vive un momento fácil en Red Bull.

Ferrari está atrapada en una tormenta interna. Dos estrellas al volante. Un coche que no responde. Y un liderazgo cuestionado. Todo lo que parecía promesa en pretemporada, hoy se tambalea. La Scuderia tiene historia, pasión y presión. Pero en este momento, le faltan respuestas. Y sobre todo, calma.