Baño de experiencia europea del Sevilla al Villarreal en El Madrigal

Los andaluces ganan 1-3 en El Madrigal y casi sentencian la eliminatoria

Baño de experiencia europea del Sevilla al Villarreal en El Madrigal

VILLARREAL 1-3 SEVILLA

 

Prometía la noche en El Madrigal un partido de los que gustan para sentarse sin presiones ni angustias, ideal para el espectador neutral. Las previsiones no se equivocaron, pero al mismo tiempo fueron muy crueles con el equipo local. Si el submarino amarillo creía haber aprendido de sus errores en la Copa del Rey ante el Barça esa confianza le duró exactamente trece segundos, el tiempo que tardó Vitolo en despertar a los de Marcelino del sueño Europeo. Uno puede teorizar sobre dibujos y futbolistas pero el peso de la experiencia es incalculable. El Sevilla supo usarla en contra de un Villarreal otra vez consumido por sus propias ansias. El día en el que sepa tumbar esa barrera que separa a la admiración del aspirante guapo del candidato resultón, estaremos ante un equipo no temible, sino demoledor.

 

No puede decirse que el Villarreal no lo intentó. No dejó de hacerlo en noventa minutos, pese a que antes del primero ya perdía. El saque de centro del Sevilla construyó una primera jugada de manual: Balón largo al punta, pelea de Gameiro y balón por alto a la espalda de Bailly, que vio pasar un avión antes de girarse sobre sí mismo y contemplar la pelota dentro de la portería local. Vitolo es un extremo importado pero de la escuela sevillista. Se ha subido en la cresta de la ola y en este momento se siente el mejor sufista del mundo. Del Bosque estaba en el palco, por cierto.

 

Vietto tuvo el empate sólo un minuto después, pero se encontró con el poste. Un mensaje que el Sevilla entendió en seguida porque a partir de ese momento se resguardó. Entendió que no hacía falta jugar al ajedrez para hacer daño a un Villarreal que ponía la posesión y unas ganas enormes, pero al que la ansiedad le hacía dar cada pase un segundo antes de tiempo. A los de Emery les bastaba el orden defensivo y contragolpes directos para causar el pánico en una defensa que ya sufrió de lo lindo hace una semana ante el Barcelona.

 

M'Bia marcó a los 25 minutos y mató el partido, aunque el Villarreal aún no lo sabía. Los locales protestaron un fuera de juego (que pareció) en el centro desde la izquierda. El cabezazo del centrocampista fue demoledor y volvió a mostrar las debilidades de los de Marcelino en cada ataque en contra. A partir de ahí el guión cayó en las manos de los castellonenses, condenados a atacar sabiendo que el partido podía convertirse en un drama a la contra. En ese escenario, Vietto ejerció de abanderado. Es difícil imaginar un buen Villarreal sin él, aunque angustia contemplar sus esfuerzos en escenarios tan desfavorables. El joven argentino condujo, tiró y ordenó los ataques de su equipo ante la poca efectividad de hombres como Trigueros o Cheryshev, que parecen más verdes.

 

Para cuando el '7' acertó contra Sergio Rico después de una lucura de piernas en el área el destino ya estaba escrito. Gameiro hizo el 1-3 justo después y al argentino habría que haberle dado permiso para abandonar la empresa, sólo ante el peligro. El ritmo del choque fue decreciendo y lo aprovechó el Villarreal para ganar en control y en posesión. También en ocasiones, pero más por insistencia que por orden. Marcelino acabó expulsado por desesperación con los suyos y una noche más, la mejor noticia para los locales fue saber que con Vietto tienen el futuro económico asegurado. El chico vale su peso en oro. Salieron Campbell y Moreno, también Bacca, Banega y Reyes pero incluso con tanto artista el marcador no se movió más. Cheryshev pudo reducir y el Sevilla matar aún más a la contra. El resultado final es demoledor para el Villarreal, que a pesar de todo tiene la ventaja de conocer el escenario que le espera dentro de unos días en el Pizjuán. Quizás allí la presión de agradar ante el público autóctono cambie de bando.