Tomás Guasch:

Tomás Guasch: "Don Balón, lo más parecido a la gloria"

Tomás Guasch (Cope / Marca/ Tertuliano)

Recuerdo como si fuera ahora aquella tarde que Andrés Astruells, entonces mi subdirector de El Mundo Deportivo, me dijo: “Vente mañana a Don Balón, te vamos a proponer una colaboración”. Es que él era también redactor-jefe de la revista. Astruells es el mejor periodista deportivo que ha dado Cataluña y aquel Don Balón, la repera. Como diría Xavi Hernández, ante la propuesta sentí mariposas en el estómago. Corrían los 80.

 

La cita era a mediodía, en la redacción de la Diagonal de Barcelona. Los personajes en el ajo, Rogelio Rengel, propietario, Eduardo Mauri -uno de los fundadores- Astruells y yo no éramos nada amantes del ‘madrugueo’. Mauri fue el responsable, entre otras, de la famosa portada de la ‘Cruyffcifixión’. Compaginador jefe también de El Mundo Deportivo es otro grande de un oficio capital: la compaginación de textos, fotos y similares. Con el tiempo los cursis arribistas de su casta se auto proclamaron 'jefes de Arte'. Pocos le han llegado a la altura del tobillo.

 

 

Las doce, decía. Era una hora perfecta. Nos pusimos de acuerdo al instante. Se trataba de realizar una entrevista semanal: ‘chupao’. Es que entonces pensabas en Schuster, vamos a suponer, y podías hablarle al final del entrenamiento y camino del vestuario. A él y a todos. En el Barça, en el Madrid, en el Elche: ¡ooooooh! El que se resistía acababa cediendo. El roce hace el cariño…

 

 

No hablamos de dinero. No diré que no me importara, pero también es verdad que firmar en Don Balón podría considerarse un salario por sí mismo. Todos los jóvenes periodistas de la época hubiésemos pagado por conseguirlo. Poco y en pesetas, en mi caso. Mis dos hijos habían nacido ya y mi mujer y yo descubierto que los pañales y demás costaban un huevo. Y parte del otro. No pagué, cobré. Conste.

 

 

Don Balón era un referente del periodismo deportivo español del momento. Tarea que como tantas otras en aquella España se lanzaba a conquistar la ‘modernidad’. Nada que ver con el periodismo de ahora, claro. Todo era igualmente urgente, pero reposado. La prensa diaria te ofrecía el día a día y Don Balón te lo daba masticado, ampliados los grandes asuntos: era también un espacio para la reflexión.

 

 

Bien dice Valdano que la memoria no tiene defectos, y es verdad. Para mí aquella mañana en Don Balón, y todas las que siguieron, son tan inolvidables que me parece sucedieron ayer.  Fue además mi primera aventura extra. Trabajaba en El Mundo Deportivo y colaboraba en Don Balón.  1980 y pocos. Casi todo por descubrir, por ganar. Lo más parecido a la gloria, vamos…

 

 

TOMAS GUASCH
Tomás Guasch
Don Balón / Cope / Marca/ Tertuliano