Entrevista a Benito Floro:

Entrevista a Benito Floro: "Hacer la alineación te obliga a ser honesto"

El actual seleccionador de Canadá repasó su carrera y habló de su etapa en el conjunto canadiense en exclusiva para Don Balón.

Desde el verano de 2013 Benito Floro es el encargado de poner a la selección canadiense en el mapa del fútbol mundial. El técnico asturiano dejó su impronta en el fútbol español con un Albacete de autor a principios de los noventa antes de sentarse en otros banquillos importantes de Primera División como el del Villarreal, Sporting o Mallorca. Antes de ir a Canadá tuvo tiempo para conocer otras culturas futbolísticas como la japonesa, la mexicana, la ecuatoriana o la marroquí, un máster de fútbol que nos place compartir para vosotros, los lectores de Don Balón.

 

La primera pregunta lógicamente no podía ser otra que preguntarle por cuándo nació esa inquietud por entrenar a fútbol y para qué entrena.

 

Siendo estudiante de bachillerato era jugador del primer equipo de voleibol y entrenador del segundo. Al mismo tiempo jugaba al fútbol de líbero y de capitán y mandaba hacer en la cancha lo que decía el entrenador en la caseta. Después al tiempo que estudiaba magisterio jugaba al  fútbol, entrenaba al juvenil y me sacaba las titulaciones. Luego cuando dejé de trabajar y de jugar tenía dos opciones: oposiciones o entrenar, y me decidí por entrenar. Así hasta ahora que entreno para ser feliz y por ser mi profesión.

 

¿Cuáles fueron sus referentes en sus inicios?             

 

Siempre lo han sido las personas más próximas a mí: entrenadores, jugadores, exjugadores y sobre todo mis excelentes escuelas de entrenadores valenciana y nacional.

 

Llegó muy joven a Primera División con un ascenso meteórico –en Inglaterra ya le hubiesen hecho una película como a Brian Clough- y el estreno no pudo ser mejor dejando al Albacete a un punto de la UEFA. ¿Cuáles fueron las claves para que en tres temporadas el equipo pasara de Segunda B a luchar por los puestos europeos?

 

Eso de ascender seguido es algo que ya me había ocurrido antes con otro equipo en mis inicios. La clave es contratar a jugadores de otros equipos que conoces bien y que sea adaptan a lo que uno interpreta que debe ser el juego y el comportamiento.

 

Uno de los jugadores más reconocibles de ese equipo era José Luis Zalazar, ¿recuerda alguna anécdota con él que refleje el tipo de futbolista que era?

 

Cada pase largo suyo a la espalda del rival; cada partido suyo luchando como un jabato sin escolta, siendo un jugador organizador; cada golazo que hacía desde cualquier sitio y forma eran permanentes anécdotas positivas de él… y a todo eso sin perderse un partido.

 

Tras un año en Primera División fichó por el Real Madrid que buscaba recuperar su hegemonía en Liga ante el Dream Team de Johan Cruyff y se quedó con la miel en los labios en su primera temporada. ¿Ha perdonado ya a Gracia Redondo por aquel arbitraje ante el Tenerife?

 

Yo no soy juez ni quién para enjuiciar negativamente a nadie. En cualquier caso, a quienes habría que enjuiciar antes que a él, sería a quienes lo eligieron para ese y otros partidos, dándole una internacionalidad que sus propios compañeros no entendían.

 

A Madrid llegó envuelto en cierta mística por su uso del psicólogo dentro del mundo del fútbol, el trabajo del balón parado… y salió entre otras cosas por una bronca de las más habituales que hay en los vestuarios de fútbol. Más allá de que le costara un puesto de trabajo, ¿cree que ese momento clave en su carrera lo humanizó de cara al aficionado del fútbol?

 

Buff, yo creo hoy lo que creía antes, que esas cosas de imagen son asuntos de los medios de comunicación. La realidad fue que yo me hice cargo de un equipo en crisis económica y de liderazgo, que venía de pasar dos años sin ganar ningún título, que para contratar a Zamorano hubo que vender a Hagi, que sólo pudimos tener tres extranjeros, que después de un inicio titubeante estuvimos 22 jornadas sin perder, que ganamos la semifinal de la copa del Rey al gran Barça en su casa por 1-2 con un jugador de menos desde el minuto 28, que nos esfumaron tres días después el título de liga, que ganamos una semana más tarde la Copa del Rey con un once absolutamente español, que ganamos la Supercopa un par de meses más tarde al gran Barcelona, sin refuerzos, metiéndole 6 goles en los dos partidos y que luchando contra viento y marea, cuando me despiden sólo estábamos a dos puntos de ellos y tenían que venir a nuestra casa y que quien me relevó (Del Bosque), sin duda de ningún tipo uno de los mejores entrenadores del mundo, no pudo incrementar el nivel porque no era asunto de entrenador. Y eso es lo que la gente buena de fútbol supo ver y por eso acudieron a la Ciudad Deportiva a despedirme. Las otras ideas o imágenes que se dieron, psicólogo, 5-0 y demás son cosas para vender y tapar un trabajo bien hecho.

 

Volviendo a esos avances que introdujo en el fútbol español, ¿qué le pedía usted al psicólogo deportivo? Además de tratar con los futbolistas, ¿le ayudaba a usted  personalmente para la preparación de ruedas de prensa, charlas prepartido o demás ademanes del fútbol?

 

El psicólogo deportivo es un profesional licenciado que sabe más que un entrenador sobre el proceso de las emociones y de las actitudes, es decir del pensar, y que yo sepa los jugadores son personas en una edad indefinida, rodeados de halagos y críticas que necesitan manejar para estar concentrados en el juego. No es un tratador de diván, ni de ruedas de prensa. Es un profesional que conoce la personalidad y el carácter del jugador y aconseja al entrenador cómo sacarle el mejor provecho, y al jugador a tener buena concentración y actitud.

 

Tuvo en aquel Real Madrid a Luis Enrique. ¿Reconoce en su Barça algo de lo que le enseñó cuando era su entrenador?

 

Cualquier jugador que se hace entrenador recoge detalles de los entrenadores que tuvo, en lo bueno y en lo malo. Ojalá que si cogió algo de mí haya sido del lado positivo.

 

En el conjunto blanco trabajó posiblemente con el grupo de jugadores más talentosos que ha tenido, imagino que la competencia dentro del vestuario sería enorme. ¿Es alinear la tarea más dura para un entrenador?

 

Hacer la alineación en un equipo profesional es una responsabilidad que te obliga a ser honesto. Yo tengo el hábito de consultar primero a los componentes de mi equipo. Tampoco descarto hablar de ella con mi presidente o mi director técnico si viene al caso. Y sí, es un fastidio porque hasta en eso el fútbol sigue atrasado e incongruente. Todos los equipos tienen una media de 23 jugadores profesionales y en el banco sólo pueden estar 7 y ser cambiados sólo 3, lo cual es un verdadero desperdicio de dinero y de talento, a la vez que una fuente negativa de tensiones.

 

El segundo año en el conjunto blanco fue más complicado, ¿tiene la sensación que los jugadores le abandonaron en algún momento de la temporada? ¿qué le faltó al equipo ese año?

 

En tiempos de crisis y de liderazgo el segundo año en los equipos profesionales suele ser muy complicado porque se pierde el rumbo de los fichajes y los comportamientos no positivos ganan terreno. Nunca se debe decir por un pequeño grupo incorrecto que el resto se ha cargado al entrenador. Le faltó dinero u otras cosas para haber firmado a Ginola y Cafú o Roberto Carlos.

 

Hace poco me pareció curioso escucharle hablar de Rafa Benítez como un entrenador clásico como Mourinho o Capello. ¿Existen diferencias entre estos entrenadores y técnicos quizás con una idea más romántica como Pep Guardiola o por ponerle otro ejemplo Marcelo Bielsa? ¿A cuál se acerca más su propia idea futbolística?

 

Jo, visto así eso de clásico no queda comprensible. Quiero decir que son entrenadores que tienen una formación y un concepto del juego estables, que viene a ser algo así como defender desde la propia cancha, de forma más segura, y dando opción más al contraataque que al ataque, el cual lo suelen dejar en la calidad del jugador, además de que creen en los entrenamientos y esas cosas serias de la preparación.

 

Si sonaba extraño lo de clásico, eso de romántico es pura fabricación mediática. Ambos son dos buenos técnicos, pero no me atrevo a opinar públicamente de cómo los percibo yo en su faceta estratégico-táctica.

 

Mi idea de lo que debe ser un equipo en el terreno de juego me la ha marcado el juego en sí, no concibo el juego en una sola directriz.

 

Tras su paso por el Madrid tuvo varias experiencias más en el fútbol español sin que acabaran de acompañar los resultados más allá de una buena temporada con el Villarreal antes de que explotara definitivamente el equipo el año siguiente con Manuel Pellegrini. ¿Dejó en algún momento de creer en sus capacidades?

 

Nunca. Porque las que tengo no paro de mejorarlas con la experiencia.

 

No obstante, me parece justo poner las cosas en su sitio. A ver, cuando por presiones de amigos cometo el error de volver al Albacete, el equipo hace una campaña muy digna, ganando en campos que nunca había ganado, Sevilla, Bilbao o Barcelona, llegando a las semifinales de la Copa del Rey y soportando en los últimos partidos algunas gracias que le hacen descender inmerecidamente. En uno de esos partidos le ganamos al gran Barça por 0-1 en su casa. Y si descendimos fue por la prolongación más grande de un partido en la historia del fútbol: casi 8 minutos. Al año siguiente jugamos en Primera con hasta ocho canteranos y aunque dimití porque las dos fracciones de dirigentes me usaban para sus disputas, el club se salvó económicamente de una deuda altísima. Es decir, una etapa para mí tan meritoria como la primera.

 

El Villarreal me contrata con el objetivo de no descender y en un año nos metimos en la UEFA por primera vez en su historia ganando la Intertoto, dejándolos en buena clasificación, todo eso sin poder contar con Marcos Senna, un jugador de los que marcan época. Les di un estilo de juego de combinación como le gusta al presidente y a la afición de Villarreal porque yo la conocía de haber sido su entrenador años antes; le di sentido a su fútbol base, en el cual empleaban mucho dinero, haciendo debutar y jugar en el primer equipo a bastantes chicos, que como se demostró después con Pellegrini, sin mí no lo hubieran hecho (Cazorla y así sucesivamente); les ayudé a modernizar el Departamento de Fichajes que hasta ese momento iba a salto de mata; les traje a Riquelme y me fui para no crearles problemas, porque ellos saben que otros hubieran hecho algo raro para ser despedidos y cobrar el despido. Así que al menos yo lo considero un trabajo muy bueno.

 

En lo del Sporting y Mallorca, asumo mi culpa por haber consentido los errores de los presidentes en la formación de la plantilla, pero cada cual es como es y yo siempre he respetado y cuidado públicamente a los presidentes.

 

Allí en el Villarreal precisamente entrenó entre otros a dos jugadores de talla mundial como Martín Palermo y Juan Román Riquelme. ¿Qué hacía especial a esos dos futbolistas?

 

Martín era un goleador que además ayudaba con sencillez a crear la jugada del gol. Una persona excelente. Se encontró con un problema de celos y a veces se sentía muy solo en la cancha y fuera de ella, lo que le pasó también a De Nigris.

 

Román es uno de los mejores clásicos 10 sudaméricanos que ha dado el fútbol. Sus cuatro primeros meses fueron una maravilla de juego y de jugador. Creaba juego haciendo pases largos y cortos, manteniendo la posesión del balón, haciendo paredes, haciendo goles y… robaba balones a los rivales con una astucia que ya quisieran ciertos peleones del medio campo. Es una persona intimista, pero tenía un lado gracioso y positivo. Un grande del fútbol que tuvo la mala suerte de ir al Barcelona en un momento difícil.

 

Además ha entrenado clubes en otros países como México, Japón, Ecuador o Marruecos. ¿Dónde ve un fútbol más cercano al nuestro y dónde un fútbol o una cultura de fútbol más alejada?

 

México es el más parecido por todo: calidad de los jugadores y técnicos, estadios, espectadores y seguidores, medios de comunicación. Mientras que Japón es otra forma de hacer.

 

Desde hace dos años y medio se hizo cargo de una selección con poca tradición futbolística como es la de Canadá. ¿Qué es el fútbol para un canadiense?

 

Tradición futbolística tiene, lo que no tiene es mucho historial de éxitos porque no tienen liga propia y por tanto su nivel competitivo está en desventaja con los demás rivales y  porque además, los tres equipos canadienses que juegan en la MLS no pueden catalogar a los jugadores americanos como extranjeros, por lo que la presencia de jugadores canadienses en ellos es mínima.

 

Canadá está formado por personas de muchas nacionalidades. Así que el fútbol lo viven con intensidad todas aquellas comunidades en las que en su país de origen el fútbol es el juego más importante, es por ello que para el canadiense más autóctono, el hockey sobre hielo, el Béisbol o el baloncesto, están por delante del fútbol.

 

¿Qué destacaría de su trabajo en el combinado nacional canadiense en estos más de dos años?

 

Que nuestra Federación tiene más limitaciones que las otras, pero que a pesar de ello,  presentamos batalla en todos los partidos sea contra quien sea. Este año, por ejemplo, hemos jugado 5 partidos contra tres equipos con un ranking FIFA inferior al nuestro en los que hemos ganado cuatro y empatado uno con un resultado global de 13-1, y otros 9 partidos contra equipos de superior ranking que el nuestro en los que hemos perdido dos, ganados dos y empatados cinco con un resultado global de 5-5. Todo lo cual podemos considerarlo positivo.

 

Después de toda una vida entrenando a clubs, ¿cómo es de diferente la preparación de un partido en su cargo actual? Su próximo partido es dentro de cuatro meses contra México en un encuentro importantísimo de cara a clasificarse al Hexagonal, ¿cuál va a ser su trabajo con los jugadores durante este tiempo?

 

La diferencia está en el trabajo diario. En una selección no existe, por tanto tienes que convocar en función de cómo les ves en sus clubes y eso no es siempre fidedigno de su estado real. Contra México jugamos primero en casa así que, reconociendo su a priori superioridad, trataré de mentalizarlos en que se sientan capaces de hacerlo bien, porque si contra Colombia con todos sus jugadores hicimos un buen papel sin estar todo nuestro equipo completo, por qué no hacerlo contra México.

 

Y una más sobre la preparación, en fechas anteriores salió la noticia de que su hijo se encargaba del Scouting. México es una selección conocida, el “coco” camino a esa clasificación, sin embargo, su técnico apenas cuenta con tres semanas a cargo del combinado nacional ¿Eso trastoca vuestra planificación? ¿Cómo vais a estudiar a un equipo qué seguramente varíe mucho del mostrado este pasado mes ante El Salvador y Honduras por tener a Osorio recién llegado?

 

Antonio es mi segundo entrenador, entrena en la cancha, dirige partidos y además analiza conmigo los partidos propios y de los rivales. Los equipos no cambian mucho por cambiar de entrenador. Lo más que pueden hacer es cambiar de formación y eso se ve rápido. México ya está analizado.

 

En un combinado que tiene tan poco margen de tiempo para prepararse imagino que su mayor arma es el entrenamiento. ¿Qué es para usted un entrenamiento de calidad?

 

Un entrenamiento ideal es aquel en que se trabajan los conceptos tácticos más necesarios para ganar un partido, según la estrategia diseñada, y además a un ritmo que permita incrementar el nivel competitivo psicológico, técnico y físico.

 

En sus respectivas entrevistas y ruedas de prensa como seleccionador canadiense habla de su preocupación por hacer un juego ofensivo. ¿Tiene una mayor dificultad que el juego defensivo? ¿Podemos dividir el fútbol?

 

No lo recuerdo así, mi preocupación es incrementar el nivel global, ofensivo y defensivo, tanto con balón en juego como con balón parado. Si se entiende por dividir separar lo que se hace cuando  no se tiene el balón y cuando se tiene, es evidente. Son situaciones totalmente diferentes.

 

Por último, me gustaría preguntarle -sobre todo ahora que actúa como seleccionador con unos futbolistas con una cultura muy diferente a la nuestra- cuál es la mayor dificultad que se encuentra un entrenador para que su idea llegue al jugador. ¿El idioma, el ego, las reticencias del propio jugador…?

 

Depende de cada equipo y de la exigencia que el entrenador ponga. Como yo siempre pongo la máxima acorde sus cualidades, trato de meterme en la forma de captar, interpretar y decidir que tiene cada futbolista para integrarlo cada vez más en la jugada colectiva que es la que al final te ayuda a ganar los partidos. En unos será el ego, en otros la falta de calidad física, o técnica, o táctica…