Las cinco claves de la eliminación de España a manos de Italia
Un solitario tanto de Chiellini fue suficiente para que la 'azzurra' ganara a 'la Roja' en un torneo por primera vez desde 1994
La etapa triunfal de España ya está del todo enterrada. Tras hacer el ridículo en el Mundial de Brasil, cuando lo tenía todo aparentemente de cara para reeditar el triunfo de Sudáfrica, ahora es el sueño de sumar una tercera Eurocopa consecutiva el que ha acabado por desvanecerse. Fue precisamente Italia, el otro protagonista de aquella tanda de penaltis que abrió una etapa de ensueño para la Roja, la encargada de provocar que el combinado de Vicente del Bosque se despertara ya del todo de un sueño que empezó hace prácticamente ocho años.
Dos goles, uno de Chiellini y otro de Pellè, certificaron la eliminación de la selección española en un duelo en el que los italianos, firmaron una primera parte casi perfecta. Sólo De Gea evitó que la sangría fuera mucho mayor. Buffon, prácticamente inédito en los primeros compases del encuentro, apareció precisamente cuando más le necesitaba su equipo para enviar al limbo una postrera opción de un Piqué que trató, sin éxito, de forzar la prórroga. Acto seguido, llegaba el jarro de agua definitivo de los italianos y el adiós a la Eurocopa de los españoles. Éstas fueron las cinco claves del encuentro.
Falta de actitud.
Los italianos creyeron más en la victoria y, por tanto, acabaron por llevársela. Saltaron al terreno de juego como todo un vendabal y superaron una y otra vez a una España que no sabía muy bien qué hacer para sacudirse la superioridad de sus rivales. La azzurra atropelló a la Roja en la primera mitad y en la segunda le bastó con hacer lo que mejor domina: esperar y matar el duelo a la contra.
Tibieza defensiva.
La defensa, otra vez, mostró una debilidad más que preocupante. La banda derecha fue casi una autopista y Sergio Ramos nunca ha dado sensación de solidez en el centro de la zaga. Sólo el cuestionadísimo De Gea estuvo a la altura de lo exigible, firmando tremendas intervenciones que no pudieron a la postre ser suficientes para salvar los muebles. En el primer gol de los italianos, no pudo blocar un trallazo de Eder y su intento por alejar el esférico fue insuficiente. Sólo Piqué siguió una jugada en la que Chiellini envió el balón al fondo de las mallas en el minuto 35. Pellè, aprovechando una acción a la contra, mataría el partido en el añadido de la segunda parte.
Un centro del campo sin ideas.
Los jugadores de la medular no consiguieron conectar en ningún momento con facilidad con los hombres en punta. El tan férreo como esperable entramado defensivo italiano, así como su capacidad para presionar en las pérdidas de balón, ahogaron la creatividad de un Iniesta que lo intentó, pero no pudo, y la de un Cesc que, directamente, brilló por su ausencia. Sergio Busquets, siempre vital para ayudar al centro del campo a sacudirse la presión, tampoco tuvo la mejor de sus tardes.
Falta de pegada.
Durante casi toda la primera parte Buffon no fue más que un mero espectador. El primer balón, flojo y a sus manos, llegó a sus dominios tras un disparo de Iniesta. La entrada de Aduriz, ya en la segunda mitad, podría haber cambiado un poco las cosas, pero el jugador del Athletic se vio demasiado condicionado tras darse un señor costalazo en una acción con Parolo dentro del área italiana en la que el defensor italiano podría haberse jugado el penalti.
Inmovilismo.
El equipo acabó del todo fundido en su encuentro ante Croacia y no hubo ni un sólo cambio en el once. Saltó al terreno de juego exactamente el mismo equipo que había empezado los tres partidos de la fase de grupos, una fase en la que sólo se brilló ante Turquía. Italia, muy posiblemente, invitaba a buscar otros métodos para el ataque.