Quien caiga en el derbi tendrá el honor de ser el nuevo "pupas"
El apelativo, atribuido durante décadas al Atlético de Madrid, puede cambiar de bando
La mayoría de los atléticos y no pocos madridistas piensan que el partido de esta noche en el Bernabéu supondrá un antes y un después en la historia de los derbis. El equipo que pierda quedará señalado históricamente. Razonamiento curioso, si se tiene en cuenta que Real Madrid y Atlético ya han jugado un choque de mayor empaque incluso que una vuelta de cuartos de final de la Liga de Campeones, la final de Lisboa de infausto recuerdo para los colchoneros.
Sin embargo, pese a que la facción blanca de la ciudad se aferra a su idilio histórico con esta competición, que se vio manifestado de forma casi orgásmica (perdonen la expresión) en el ya tan famoso minuto 93, la sensación es que abandonar la competición en el día de hoy supondría un fracaso de enormes proporciones no ya tanto por caer antes de semifinales, nivel mínimamente aceptable para un club como el Madrid, sino hacerlo ante el eterno rival rojiblanco. La explicación puede ser el hecho de que los de Simeone se hayan convertido en el auténtico Némesis de los blancos justo después de Lisboa. Algo así como un castigo divino para un plantel tan esplendoroso como el de Ancelotti, el cual, por cierto, dicen que se juega su puesto esta noche.
¿Por qué el Real no es capaz de ganarle al Atlético? Esa es la pregunta que se hacen a día de hoy casi todos los seguidores merengues. Cuesta explicarlo, ya que la teoría muestra que la tendencia a largo plazo no debería ser tan dramática. Se aceptan tropiezos, pero siete partidos seguidos sin vencer con más presupuesto, más exigencia, más jugadores de calidad y algún suplente campeón del mundo resulta inaguantable para el convivir diario.
Un club tan grande como el Madrid, acostumbrado a no tener que dar el cien por cien cada vez que salta al terreno de juego para ganar un partido, probablemente juega al máximo de sus posibilidades en, entre cinco y diez choques a lo largo de una temporada, cuando hablamos de años de decenas de encuentros. Cuesta pensar que esta rutina no acabe generando una apatía imposible de abandonar en determinados momentos y contra rivales de verdadera exigencia. El Atlético, acostumbrado a sudar por cada centímetro que le ha ganado a los dos grandes en los últimos tiempos, se ve con esa superioridad cada vez que afronta un derbi. Hablamos de bólidos ya engrasados contra coches de Fórmula Uno que salen de boxes. El Madrid parece haberlo comprendido y en el Calderón saltó decidido a dar el 120%, aunque tampoco le dio para ganar, cosa que espera (y tiene) que hacer esta noche.
En lo deportivo, hemos hablado a lo largo de todos estos días de las mismas dudas en ambas escuadras, más en el bando local: Marcelo, Bale, Benzema y Modric no están y Coentrao, Chicharito, Isco e Illarramendi serán, previsiblemente, sus sustitutos. El Atlético podrá contar con todos sus soldados, al haberse recuperado finalmente el comandante Mandzukic. Lo que queda hasta la hora del choque es una sensación de miedo, una palabra que nadie quiere escuchar por miedo a reconocerlo o reconocérselo: El miedo a quedar como el "pupas". El Atleti lo fue ante el Madrid durante muchos años... Pero últimamente el suplicio ha cambiado de bando.