El Madrid se complica y convierte la vuelta ante la Juve en otra final

No supo controlar el partido en ningún momento y cayó en el juego de los italianos, que llegarán al Bernabéu con ventaja (2-1). Pésimo partido de Ramos y Marcelo. Morata, Cristiano y Tévez, goleadores

El Madrid se complica y convierte la vuelta ante la Juve en otra final

Para cuando el balón echó a rodar, el Madrid aún permanecía con la parte de arriba del chándal puesta, como el púgil que se golpea las manos con los guantes dando saltos para saludar al público en los prolegómenos de una pelea. El problema es que el equipo se sabía el púgil superior, y de entrada puso la cara para recibir golpes. La Juve puso la ilusión de inicio y los blancos una insultante apatía.

 

Fruto de ello, Morata marcó a los ocho minutos. Su gol fue tan sencillo como hiriente, un mensaje a Pepe y Varane de que el niño andaba por allí. Tévez recibió tan sólo en la frontal que tuvo tiempo de pararse para comprobar el regalo, armó la pierna y chutó abajo, donde a los porteros les duelen los riñones. Casillas desvió el tiro con la manopla y dejó la pelota en el pie de Morata, que aceptó el obsequio. Un minuto antes había intentado una vaselina sobre el portero que hasta hace meses era su capitán, y que en el primer suspiro del choque a punto estuvo de causar un penalti de Varane a Arturo Vidal, inmenso toda la noche. Demasiados sucesos en muy poco espacio de tiempo.

 

El tanto confirmó lo que claramente se había visto desde la primera jugada: El Madrid aún estaba eufórico por su situación después del sorteo y se dejaba para más tarde afrontarla de facto. Pero al mismo tiempo despertó al equipo. A todos menos a Sergio Ramos y Marcelo. Su partido tiempo fue particularmente calamitoso en formas y estilos. Más de una pérdida de balón del sevillano y el brasileño pudieron costar muy caras.

 

Cuando el Madrid completó su primera jugada de posesión de más de veinte segundos, Cristiano empató el partido. Fue a los 27 minutos, tras un avance combinado de Carvajal y James por la banda derecha. El lateral superó a la defensa italiana por arriba y el colombiano puso un esférico en la línea de gol para que el luso sólo tuviera que empujar la pelota con la cabeza. Un gol que debería enfadar a Ancelotti, porque demostraba que en cuanto el equipo presionaba mínimamente y se quedaba con el balón, la Juventus no tenía recursos para defender con criterio.

 

James pudo marcar el segundo en otra jugada similar pero por la izquierda. Se acordaría de ello. El larguero lo evitó cuando era lo más difícil. Poco a poco, la Juve se fue metiendo en su campo y se ahogó en guerras de guerrillas. Hasta que encontró la caseta y el descanso.

 

Una parada que no vino nada bien al Madrid, precisamente porque devolvió a ambos equipos a su punto de partida inicial. El principio del segundo tiempo volvió a aletargar al conjunto de Ancelotti y fue poco a poco espoleando los ataques de la Juventus, confiada en sí misma y en la fragilidad defensiva rival, encabezada por el nefasto partido de Ramos. En una jugada aparentemente de ventaja, Marcelo eligió disparar a puerta siendo el último hombre. El balón impactó en una camiseta blanquinegra y le llegó a Morata, que inició la estampida hacia la portería de Casillas. Se cayó en el camino, pero le dejó el esférico a Tévez, que forzó el penalti de Carvajal. Otro regalo. El argentino marcó en el 58' y volvió a colocar al Madrid cuesta arriba en el marcador.

 

Los blancos ya no se repusieron del golpe por segunda vez. La Juventus confirmó que no era la noche de Sergio y achicó por dentro, dejando los ataques rivales en meros centros que absorbieron las cabezas de Bonucci y Chiellini. Más bien podría darse por satisfecho el Madrid, que aún pudo encajar el tercero en dos oportunidades de un Fernando Llorente que entró por un ovacionado Morata a trece del final.

 

Ancelotti había cambiado a Isco por Chicharito y luego lo intentó con Jesé por Bale, pero nada cambió, salvo algún arranque de furia del mexicano. Al final, la prolongación de la malísima racha del Madrid en Italia y en Turín, donde la única vez que ganó lo hizo con un gol de Di Stéfano hace más de cincuenta años, sólo deja como aspecto positivo ese gol de Cristiano, al que algunos llaman el Di Stéfano del futuro. Un 2-1 en contra no es del todo malo y es remontable, sí, pero el aviso es serio.