Thiago Alcántara y Ter Stegen, dos éxitos sonados de Andoni Zubizarreta

Hace dos años a Thiago Alcántara se le veía en Barcelona muy verde para tomar el relevo de Andrés Iniesta. Y sigue estándolo. Thiago se fue del Barça harto de vivir a la sombra de las vacas sagradas Xavi, Iniesta y Busquets. Tenía prisa y en el Barça estaba perdiendo el tiempo. Y aparecieron Pep Guardiola y el Bayern Múnich y se lo llevaron por 25 millones. Entonces pareció que el Bayern hacía un negocio redondo y las críticas arreciaron sobre el responsable del "desaguisado", Andoni Zubizarreta.

Han pasado dos años y en la trayectoria de Thiago Alcántara en Múnich hay más sombras que luces. Propenso a las lesiones, algo que ya se sabía en el Barça, ha pasado más tiempo lesionado que jugando. Y cuando ha tenido la oportunidad de lucir, lo ha hecho en cuentagotas. En la eliminatoria ante el Barça, sin ir más lejos, ha pasado desapercibido. Como pasó desapercibido cuando, estando en el otro bando, Tito Vilanova le dio la batuta del equipo blaugrana hace dos años para enmendar el 4-0 que encajó el Barcelona en Múnich. Entonces le vino grande el Barça y anoche, como sucedió en el Camp Nou hace una semana, demostró que sigue estando lejos de Iniesta y del nivel que exige el Barça para formar en su once titular.

Zubizarreta consiguió para el Barça 25 millones por Thiago, un suplente sin posibilidadades de jugar en el primer equipo. Y también es responsabilidad de Zubizarreta la incorporación de Ter Stegen, un portero joven, con una proyección importantísima y que anoche maravilló al barcelonismo con paradas imposibles. Muchos pusieron en duda el acierto de este fichaje. Pero como en el caso de Claudio Bravo, de Mathieu, de Rakitic y de Luis Suárez, los fichajes de Zubi han sido vitales para que Luis Enrique se encuentre a 90 minutos de lograr el triplete. Ya solo falta que Thomas Vermaelen debute antes de que acabe la temporada ("de incorporación inmediata", dijo Zubi en agosto). Y lo de Douglas bien merece comprensión. También Zubi tiene un margen de error. La perfección no existe.

Luis Enrique ya avisó ayer de que cuando concluya la temporada hablará largo y tendido de todo lo que ha ido sucediendo a lo largo de la misma. Será el momento de reconocerle a Zubizarreta la responsabilidad que tiene sobre el clima de euforia que vive ahora el barcelonismo.