Golpeados por el hijo pródigo: Morata no es el primero que hunde al Madrid

A lo largo de los últimos años otros futbolistas descartados por el conjunto blanco han acabado por cobrarse una a veces agridulce revancha sobre el terreno de juego ante su ex equipo

Golpeados por el hijo pródigo: Morata no es el primero que hunde al Madrid

Álvaro Morata es el último de una lista con varios nombres ilustres. Como hicieron otros antes que él, el delanero, formado en las filas del Real Madrid, acabó golpeando duramente al club en el que dio sus primeros pasos como futbolista. Es el gran temor de la entidad madridista. Por eso, no es extraño que trate de imponer cláusulas para que los futbolistas que se han criado en La Fábrica puedan tener la oportunidad de demostrarles a sus técnicos que cometieron un error donde más duele: sobre el césped. Algunos, como el propio Morata, no quisieron celebrar sus goles. Otros, en cambio, sencillamente no quisieron reprimir su estallido de alegría. Por mucho que digan que la venganza es un plato que se sirve frío, prefirieron disfrutarla en caliente.

 

El precende más similar lo encontramos en la temporada 2003-04. Otro delantero, Fernando Morientes, jugaba en el Mónaco en calidad de cedido. Su rendimiento anotador en la liga no fue ni mucho menos espectacular. En la Champions, en cambio, las cosas fueron muy diferentes. Acabó siendo el máximo anotador de la competición aquella temporada, con nueve tantos, y sólo el Oporto le privó de la gloria europea. De esos nueve goles, dos tuvieron un sabor especial. Por un lado, el segundo del club del Principado, en la ida de los octavos de final ante el Madrid a muy poco para el final de un duelo que acabó con 4-2 para los blancos. Y por el otro, el que llevó el 2-1 al marcador del Estadio Luis II que el después azulgrana Ludovic Giuly, autor del primer tanto, acabaría por redondear con el 3-1, firmando así la eliminación de los blancos.

 

Samuel Eto'o, mientras, no apeó a su antiguo equipo de ninguna competición continental, pero sí fue decisivo para que el Barça de Frank Rijkaard sumara dos títulos de Liga consecutivos en las temporadas 2004-05 y 2005-06. Su primer clásico lo esperaba con muchas ganas. Tenía intención de liarla. Y vaya si lo hizo. El balón que se llevó en las narices de Roberto Carlos e Iker Casillas para abrir la goleada por 3-1 de los barcelonistas todavía permanece en la memoria de muchos aficionados azulgrana. Y también, a buen seguro, de muchos madridistas.

 

Otro ex madridista, de fugaz paso por el Barcelona, en este caso, Dani García Lara, también sabe lo que es marcar contra su ex equipo. En su caso, su tanto más importante lo anotó en el estadio Olímpic Lluís Companys de Montjuïc, donde más tarde defendería los colores del Espanyol. En la temporada 2003-04, marcó el primer gol del Zaragoza en la final de Copa ante el Madrid que los blancos acabarían perdiendo por 2-3 en la prórroga. Curiosamente, se había incorporado a las filas del conjunto maño en enero de 2004, tras no tener oportunidades para jugar en el club azulgrana y quedarse incluso sin dorsal en el conjunto barcelonista.