Paolo Guerrero, un depredador del área con miedo a los aviones

El delantero peruano aspira a convertirse en Pichichi de la Copa América por segunda vez consecutiva.

Paolo Guerrero, un depredador del área con miedo a los aviones

Paolo Guerrero, a los 31 años, ha logrado su madurez futbolística y el reconocimiento de la profesión tras una carrera plagada de altibajos. Con el gol siempre entre ceja y ceja, el peruano puede conseguir esta noche su segundo trofeo como máximo goleador de la Copa América, lo que lo convierte en uno de los delanteros referencia de su generación en todo el continente.

 

Pronto descubrió el delantero de su aerofobia, miedo a volar, ya que con 18 años fichaba por el Bayern de Múnich procedente del Alianza de Lima, donde no llegó ni a debutar en el primer equipo. Guerrero fue captado por los radares bávaros antes que nadie y en Múnich se le guardó de la expectación haciéndole jugar en el filial durante cuatro temporadas en las que demostró su olfato goleador con más de 40 tantos en 70 partidos.

 

Sin embargo, su paso por el primer equipo no fue tan bueno como se esperaba y tras dos años se marchó al Hamburgo. Allí se dio a conocer para lo bueno y para lo malo en el panorama internacional. Se ganó la titularidad pronto; anotó goles, aunque menos de los esperados ya que nunca superó la decena; se ganó el respeto de los defensas y también dejó entrever un carácter difícil de controlar con algunos percances que lo apartaban de la élite. Un botellazo a un aficionado o una patada premeditada a un portero le valieron varias sanciones y una mala fama que lo alejó de Europa.

 

Un año antes de marcharse del Hamburgo, Guerrero saltó a la fama por una lesión sufrida durante un vuelo a causa del pánico a los aviones del delantero. Ese miedo venía de lejos, el propio delantero confesó en una entrevista que lo tiene desde los tres años cuando su tío, el exjugador de Alianza de Lima, José “Caico” González, falleció en un accidente de vuelo. Desde entonces el suplicio ha sido habitual debido a su trabajo. En 2010 un ataque de pánico le hizo perder hasta cuatro vuelos antes de volver a Alemania de las fiestas navideñas y desde su lesión en el avión suele viajar amarrado para evitar posibles incidentes.

 

En 2012 volvió a coger un avión de vuelta a Sudamérica y se convirtió en uno de los mejores ejemplos de la bonanza económica del fútbol brasileño al fichó por el Corinthians, campeón de la Copa Libertadores, de cara al Mundial de Clubes por cinco millones de euros uniéndose a los cracks recién llegados a la Liga como Diego Forlán, Ronaldinho o Seedorf, en la nueva edad de oro del Brasileirao en cuanto a repercusión mediática. Ahí también defraudó a nivel goleador aunque anotó tantos importantes para el club, aunque no evitaron su marcha este mayo al Flamengo donde busca su última gran oportunidad a nivel de clubes.

 

A nivel de selección en Perú es venerado, el depredador es el máximo anotador de la historia del combinado nacional y en esta Copa América ha vuelto a mostrar sus credenciales. Ante Paraguay igualó la marca de Ronaldo en anotar cuatro goles o más en dos Copa América y si en la final el chileno Eduardo Vargas, con quien está empatado como máximo goleador, no anota ningún tanto, y a la espera de que Messi, Agüero, Higuaín o Tévez no anoten un hat trick, puede llevarse un nuevo pichichi de la competición, algo al alcance de muy pocos delanteros y una muestra más del olfato goleador de este "killer" de vuelo bajo.