El incendio que ha provocado Poyet en el Betis (pese a salvar el puesto)

El incendio que ha provocado Poyet en el Betis (pese a salvar el puesto)

El uruguayo no peligra gracias a un gol del chileno Felipe Gutiérrez, conseguido en los últimos instantes del partido ante Osasuna en El Sadar.

Joaquín y Felipe Gutiérrez no salvaron ayer la cabeza de Gustavo Poyet, pero sí evitaron que en Sevilla empezasen ya a desempolvarse informes sobre técnicos susceptibles de ocupar el puesto del charrúa al frente del banquillo del Betis. No obstante, la sensación que ha quedado tras ver el 1-2 de los andaluces en Pamplona ante Osasuna y las crónicas de los medios cercanos a la actualidad bética es que el equipo se salvó por los pelos tras otro encuentro malo, en el que además de rozarse el empate se dio un detalle que ha indignado a buena parte del beticismo.

 

Y es que de entre esos "cambios" que Poyet aseguró que habría tras el 1-6 del Real Madrid el pasado fin de semana estaba el que absolutamente nadie entre prensa y afición verdiblanca entiende: Rubén Castro fue suplente. El líder anotador, el hombre que es sinónimo de gol en el Betis, un tipo que podríamos decir que es el futbolista franquicia de la entidad y que además no pasa especialmente por un momento malo o físicamente complicado, al banquillo. 

 

La relación entre Poyet y Rubén Castro en lo que llevamos de temporada no está siendo fácil. Al técnico no le convence el delantero en su posición más natural, la que le coloca lo más cerca posible del área, y por algún motivo que en Sevilla nadie entiende se empeña en señalarle a él como chivo expiatorio de sus distintos experimentos. El tema lleva semanas despertando un intenso debate, que además se agudiza porque los resultados no acompañan.

 

Por todo ello, pese a la victoria en Pamplona, la sensación es que el Betis se salvó de milagro y que esa suplencia de Castro dará mucho que hablar. Que se ha pospuesto el problema, lejos de solventarlo. Parece que Poyet todavía tiene mucho camino que recorrer antes de estar tranquilo en su puesto y con la afición a su lado.