LeBron James da el ok y tiene al Hall of Fame que más agrada a Kobe Bryant

LeBron James da el ok y tiene al Hall of Fame que más agrada a Kobe Bryant

El bombazo es romántico y brutal

George Floyd ha despertado las conciencias y el atrevimiento de muchas estrellas de la NBA. Su huella quedará impresa y ha levantado ecos en la mejor liga de baloncesto del mundo, con mayoría negra, pero ahora toca mirar a lo más bonito: la competición. Julio marca el inicio de un condensado y súper atractivo modelo de liga nunca antes visto y en el que LeBron James, Kawhi Leonard, Giannis Antetokounmpo, James Harden, Kemba Walker o Pascal Siakam lucharán por el título; el ansiado anillo que aún llama a otro Hall of Fame, listo para regresar a Los Ángeles Lakers.

Han pasado diez años ya desde que los eternos amigos Kobe Bryant y Pau Gasol alzaran al cielo angelino el último campeonato del mundo de la segunda franquicia más laureada de siempre en la NBA (los Lakers tienen 16 títulos por los 17 de Boston Celtics), la Fiebre Amarilla de la Mamba Negra, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul Jabbar o Magic Johnson, todos ellos miembros del Salón de la Fama. El último rey de la franquicia, LeBron, quiere a Pau entre los suyos.

Para Gasol sería el broche de oro: volver al equipo de sus sueños en el que conquistó sus mayores logros a nivel grupal y hacerlo en un proyecto liderado por The King, rumbo al título. Tampoco al de Akron le quedan tantas oportunidades y la experiencia de ET sería una inyección de moral, a la vez romántica y práctica, para llevar el colofón aúreo a dos carreras legendarias.

Para el pívot español es un sueño y solo se haría realidad si consigue salir del calvario al que se ha visto arrastrado Pau por su lesión en el pie, que le mantiene ya casi año y medio fuera de las canchas. El objetivo de Gasol, que tampoco cierra las puertas al Barça, es llegar a los Juegos Olímpicos y, si puede ser, colgarse el tercer título NBA de su carrera, en la misma franquicia en la que lo hizo junto a Bryant. LeBron, por su parte, ve paralelismos entre él y el malogrado número 24, un guiño quizás, y Gasol puede ser ese soporte extra, de minutos más residuales, que acerque el sueño de ambos.