Fueron la gran vergüenza de Bartomeu y el enorme pecado de Laporta pero PSG y Mbappé se han cansado

Fueron la gran vergüenza de Bartomeu y el enorme pecado de Laporta pero PSG y Mbappé se han cansado

Derrota durísima del proyecto parisino con dos señalados: Neymar y Messi

El Bayern de Múnich echó gasolina a la crisis interna y de resultados del PSG ganando con suficiencia al equipo francés en el Parque de los Príncipes y encomendando a los de Christophe Galtier a la machada de ganar en el infierno del Allianz Arena, ya que de lo contrario el proyecto faraónico francés volverá a hundirse con el 10 de les bleus dentro y las dos exestrellas del Barça a las que cada vez se quiere menos en la capital de Francia

En el duelo, la red formada por Julian Nagelsmann con tres centrales y dos laterales largos, con la extrema movilidad de Musiala y Sané, el control central de Goretzka y Kimmich y la profundidad de Coman y Davies entumeció al PSG, que se vio maniatado desde el inicio,  incluso obligado al repliegue, encomendándose a dos extremadamente ausentes Neymar y Leo Messi (algo más activo el argentino), que trataron de hacer de dieces pero cuyo físico se perdió en la maraña e intensidad germana. El partido de ambos fue muy discreto y el sonido de viento con ellos ya empieza a sonar a vendaval. No fue un desastre, pero sus sueldos y estatus exigen más, mucho más.

Lo que comenzó como una brisa, que ya es ventisca, amenaza con tormenta, y lo será de vuelta a Francia si el PSG confirma sus malas sensaciones en el estadio del Bayern y de nuevo, como la temporada pasada en el Santiago Bernabéu y ante el Real Madrid, se quedan en el camino de la Champions League en octavos de final. 

Neymar y Messi

Solo la salida de Mbappé, auténtica estrella de este equipo dinamizó a los blaugranas, con gol anulado mediante. El delantero venía con molestias, partió desde el banquillo y su equipo lo notó, porque del tridente solo él tira rupturas, solo él desequilibra y rompe líneas a este nivel, solo él parece destinado a cambiar partidos con un golpe de genio y potencia. Messi y Neymar, por el contrario, cada vez se diluyen más; uno, físicamente muy limitado, incapaz de tirar la presión y sin la chispa para arrancar y ser decisivo, como lo fue en el pasado, tan lejos del área; el otro sin el cambio de ritmo que siempre le caracterizó, pero además sin luces ni magia. Y lo de ellos dos juntos en París ya viene de lejos, es recurrente. Inaceptable.

El Bayer pareció más equipo que el PSG ayer y lo fue, por eso ganó y por eso deja al borde del KO a una aventura, la parisina, empeñada en conquistar Europa por la vía de los millones, cuando ese pocas veces fue el camino del éxito. Tal vez ahora desde Barcelona no vean tan mal la salida de las que fueron sus estrellas; tal vez ahora la película cambie y escriba otro guion: la vergüenza de Bartomeu en realidad fue un atraco al PSG; el pecado de Laporta con el 10 tal vez resultó un certero acierto en su justo momento.