Las carencias del Real Madrid que quieren tapar con este fichaje bomba

Las carencias del Real Madrid que quieren tapar con este fichaje bomba

Ante la crisis se viene un fichaje de campanillas para acallar las críticas

Suele pasar. Cuando las cosas van mal en el Real Madrid de repente, como arte de magia, se viene un gran fichaje para acallar bocas. Es como una especie de ley no escrita en el madridismo desde que Florentino cogiera las riendas como presidente. Así llegó en su día por ejemplo Luka Modric.

El balcánico llegó prácticamente al día siguiente de haber acabado una más que decepcionante temporada. Algunos medios tildaron el fichaje como una forma de acallar las críticas. “42 millones de euros para tapar las vergüenzas” se llegó a titular. Vergüenza que hoy queda retratada en forma de portada después de que el balcánico consiguiera el año pasado ganar el Balón de Oro que le acredita como mejor jugador del mundo.

Este mismo verano el Madrid se apresuró a cerrar fichajes a toda máquina. Luka Jovic, Militao, Mendy… y Hazard. Todos llegaron prácticamente antes de que comenzará la pretemporada. La maquinaria blanca estaba a toda máquina. Pero ahí quedo. No se movió más. Fue una buena cortina de humo que la temporada no ha podido mantener. Pues al final el fútbol y sobre todo los resultados que consigas, te ponen en tu lugar. En este caso el Madrid, líder la primera división, no está en un buen lugar por sensaciones en la Champions.

Y Florentino ya otea el mercado para traer el crack que calme la situación. Hay mucho donde elegir pero poco que pueda encajar. Y esa es la máxima preocupación de una dirección deportiva blanca que a veces parece que es inexistente. El mercado ofrece grandes cracks como Kane o Eriksen. Oportunidades como Haland o Werner.

Pero Florentino cree que su crack es Odegaard. Está enamorado del noruego y le quiere de vuelta para enero. Sabe que es difícil y que puede cortar la buena progresión del jugador pero le gustaría convencer a Zidane de que sería una buena idea darle la oportunidad. Quizás no lo sea. La cortina de humo tiene que ser esta vez una cortina de verdad. O el Madrid acabará entre tinieblas.