Leo Messi y Ronald Koeman conjuran al Barça: “Vamos a hundirles”
El Barcelona quiere desplazar la opinión pública hacia el desastre blanco, El Clásico es la puntilla
El Real Madrid hace aguas y ya ni se mantiene a flote. Zinedine Zidane está en el disparadero; la segunda opción, Raúl González Blanco, apenas ha comenzado en los banquillos; varios de los ilustres del Madrid, como Isco o Marcelo, están sentenciados; los blancos vienen de dos derrotas consecutivas y una tercera les hundiría en LaLiga y la Champions League, y no tienen dinero para fichar. Un desastre, vamos, y ya se sabe: la desgracia ajena fortalece. De modo que si juntamos los problemas del eterno rival y Leo Messi y Ronald Koeman sopesan los suyos, se llega a una determinación: el sábado el Barça debe acabar definitivamente con el Madrid.
Se acabó el tiempo en el que el cuadro blanco recibía infinidad de picotazos y se levantaba. No, eso era antes, cuando estaban jugadores como Ángel Di María, como Gareth Bale en sus buenos tiempos, como Cristiano Ronaldo, Xabi Alonso o los mejores Toni Kroos y Luka Modric. Ahora el Madrid asusta menos, de hecho casi no asusta, así que, como tienen la experiencia latente quieren ahogar al cuadro blanco en pleno octubre y dejarle tocado y hundido.
Y la conjura es clara en Can Barça: nosotros tenemos nuestros problemas, pero si el Madrid se hunde, nuestras dificultades serán mucho menores. No es la primera vez que el Madrid en los últimos años llega a invierno con toda la temporada echada por la borda. Y esta amenaza es peor este año tras la caída ante el Shakhtar, ya que si el Barça logra una victoria con renta holgada el sábado, posiblemente el Madrid no remonte el vuelo ni en la competición doméstica ni en la europea, donde el primer tropiezo ha puesto la presencia en octavos de los blancos muy cuesta arriba.
Y es que el mismo astro argentino y la plantilla culé, con Koeman a la cabeza, sienten algo que está en boca de todos: el Madrid tiene una plantilla muy justa y posee muchas carencias. Si esto es cierto, que lo es, los culés quieren aplacar la rebelión antes de tiempo, sofocar posibles sobresaltos y qué mejor manera que asestar en El Clásico un serio correctivo a un Madrid desgastado, viejo, sin gol y vulnerable atrás.
