Ramos no puede evitar hablar de ello: la decadencia de un ex compañero

Ramos no puede evitar hablar de ello: la decadencia de un ex compañero

Compartieron vestuario en el Real Madrid

Robinho llegó al Real Madrid en su día generando una gran expectación, y siendo considerado como uno de los futbolistas más prometedores del planeta, si no el que más. 24 millones de euros pagaron para quitárselo al resto de pretendientes que tenía, como Barça, Manchester United o Inter de Milán. Y tardó poco en deleitar a los aficionados del cuadro blanco, con sus regates de fantasía, sus jugadas y su enorme talento, al alcance de muy pocos.

De hecho, el propio Neymar Junior ha reconocido en miles de ocasiones que es su gran ídolo, y tuvo el placer de jugar con él en el Santos. En el Santiago Bernabéu ganó dos Ligas Santander, pero no se puede decir que acabara de triunfar, y fue uno de los primeros fichajes galácticos que hizo el jeque del Manchester City. En la Premier League, las cosas no le fueron mucho mejor, y acabó marchándose por la puerta de atrás, para recalar en el AC Milan.

Robinho

Allí tuvo algunas buenas noches, y ganó el título de la Serie A en 2011, hasta desvincularse definitivamente en 2015, y marcharse a China. Concretamente, al Guangzhou Evergrande, antes de regresar a Brasil para probar suerte en el Atlético Mineiro, e iniciar una aventura por Turquía. Jugó en Sivasspor e Istanbul Basaksehir, donde le rescindieron el contrato hace unos meses, después de ser acusado por un delito de abuso sexual.

El internacional ‘canarinho’ intentó escaparse de la justicia italiana, pues cometió el crimen siendo jugador ‘rossonero’, pero tuvo que acabar regresando y hacer frente a sus problemas como un hombre. Y ha sido declarado culpable, por lo que le ha caído una pena de nueve años de prisión. Una sentencia que se conoció ayer, y que ha dado la vuelta al Mundo en cuestión de minutos, hasta llegar a Sergio Ramos, con el que compartió vestuario.  

El capitán del Madrid no ha podido evitar llevarse las manos a la cabeza. Una lástima por un Robinho que tenía lo necesario para ser de los mejores de la historia, e incluso ganar un Balón de Oro.

Pero su carrera, y su vida, han sido un rotundo fracaso.