Una copa menor que deja un problema mayor en el vestuario del Barça

Las 'Supercopas' evidencian que la plantilla azulgrana es un once y poco más

Una copa menor que deja un problema mayor en el vestuario del Barça

Aviso a navegantes. El Barcelona tiene dos opciones tras el aterrizaje forzoso en la Supercopa de España. Una, agarrarse a la letra pequeña que cuenta que de los títulos en juego el perdido es el menor, que caer contra el Athletic no ‘jode’ tanto como ante otros o cogerse a los errores de Velasco Carballo para pasar página como quien nada. La otra opción, pasa por leer los titulares en mayúscula que deja el doble duelo ante el Athletic. 

 

A saber. Luis Enrique jugó a ser técnico en San Mamés y el resultado de la ida terminó siendo una losa insalvable para los azulgrana. La renovación le ha dado alas a 'Lucho' que puso como condición a Josep Maria Bartomeu  para seguir poder hacer y deshacer a su antojo tras el tirón de orejas de Anoeta que dejó al técnico sin margen de maniobra y atendiendo a las alturas como un mandado.

 

El asturiano venía alineando desde entonces el once que todo culé recita de carrerilla con resultados excelentes. Así se ganó la Liga, la Copa y la Champions. Con la plantilla cortando el bacalo y el técnico sirviendo las raciones de cara a los de fuera la fórmula parecía la perfecta para las partes. Pero con el nuevo curso Luis Enrique ha querido volver a ser el Luis Enrique de la primera mitad de la temporada pasada que dejó al Barça en la cuneta y al técnico pendiente de un milagro en la segunda vuelta, el triplete, que llegó, para seguir.

 

El entrenador azulgrana, con galones tras la mejora de contrato, rozó el fiasco ante el Sevilla en Georgia y evidenció que este Barcelona es cosa de un puñado de nombres ante un Athletic correoso, bien posicionado, trabajador, que hizo de sus limitaciones su mejor virtud para sacar los colores al Barcelona en la Supercopa de España.

 

Querer tocar el esquema es meterse en un jardín: los suplentes no tienen nivel -a la espera de Arda/Vidal-, las alternativas no mejoran las primeras opciones y el equipo sufre con cada cambio.

 

La debacle ante el Ahtletic, más allá de significar el adiós al ‘sextete’, deja tocados de muerte en el bando azulgrana. Vermaelen, Sergi Roberto y Bartra evidenciaron ene el partido de ida que el Barcelona les viene un pelín grande. Adriano no está para grandes trotes. Y Ter Stegen dejó al personal helado tras encajar ocho goles en dos partidos clave. Munir y Sandro, que salieron a la desesperada en la vuelta, se suman a la lista de los jugadores que apuntan a pasar sin pena ni gloria por la institución.

 

El Barcelona, además, llega lejos del mejor tono físico al arranque. Los jugadores no tienen fuelle. La gira a lastrado la puesta apunta de un equipo al que espera un inicio de campeonato trepidante. El Athletic se merendó a los culés en fondo y hambre: de poco o nada sirve llenarse la boca con proclamas de reomontada cuando en el césped no se lleva la palabra hasta el final. Los ‘leones’ le han tomado la matrícula al Barça y aguardan con los datos en la mano el primer partido de Liga ante los azulgrana en San Mamés.

 

Valverde, que sonó como relevo de Luis Enrique y al que el Madrid tenía como preferencia al fichaje de Benítez, venció en la pizarra a un Lucho que va camino de hacer bueno aquello que afirman los que aseguran que hay técnicos que hacen grandes a los equipos y equipos que hacen grandes a los técnicos.

 

En ese sentido, urge que alguien le vuelva a decir a Lucho – ya se le insinuó tras caer en Bilbao, de ahí las correcciones en la vuelta- que para seguir siendo el gran Luis Enrique de la segunda mitad de la temporada del triplete es mejor recuperar las viejas costumbres. Es decir, y para que se entienda, que la plantilla siga decantando las alineaciones con la bendición de la directiva. No está Xavi, pero Iniesta, Mascherano, Piqué o Messi servirán. Eso sí, que se lo digan pronto, que ya hay prisa.

 

 


Video: Declaraciones de Luis Enrique