El vestuario -y especialmente Messi- se acordó, una vez más, de Xavi

El de Terrassa daba vida a los de 'arriba' y tranquilidad a los de 'abajo'

El vestuario -y especialmente Messi- se acordó, una vez más, de Xavi

¿Y si Xavi era más importante de lo importante que era? Aunque suena a complicado, la conclusión es muy sencilla. El juego del Barça ha perdido verticalidad con la ausencia del ex capitán. El rol de Hernández, revulsivo en partidos atascados o alternativa con galones para la partida, ha desaparecido. Rafinha se esfuerza pero está a años luz del de Terrassa. De Sergi Roberto mejor ni hablar.

 

Una realidad que está lastrando al juego de ataque que cuenta con cuentagotas los balones desde la medular en posición franca para el golpeo. La asistencia mortal para el rival depende única y exclusivamente de un Andrés Iniesta que ha vuelto mejor que le pasado curso, pero que evidencia que el mejor Andrés ya pasó. Rakitic no es un jugador de escuadro y cartabón y Busquets está para lo que está.

 

Uno de los que más está notando la marcha de Xavi es Leo Messi. La sociedad del argentino con Hernández era absoluta. El Barça ha perdido 'cerebro' en el centro del campo y lo peor es que ninguna de las alternativas en el equipo está capacitada para dar un paso al frente y hacerse con el puesto. En San Mamés, como en el Camp Nou, se echó en falta el temple, la visión, la alternativa de Hernández sobte el césped.

 

Arda Turan está llamado a asumir galones a partir de enero, pero en el equipo a nadie escapa que el turco no es Xavi. Y aunque Xavi para muchos es insustituible, no hay otro igual, si hay perfiles que se asemejan más al de Terrassa -Thiago Alcántara o Verratti- que el ex del Atlético. Un fichaje electoral que empuja al Barcelona al músculo en contra de las esencias que han hecho a este equipo grande, unas esencias que Hernández resumía a la perfección.