Las envidias de Ter Stegen están devorando al alemán en el vestuario

El germano no encajó nada bien volver a la cola de la portería en la vuelta ante el Athletic

Las envidias de Ter Stegen están devorando al alemán en el vestuario

Ter Stegen tiene un ego enorme. Tan grande como las cantadas ante el Sevilla y en San Mamés que dejaron al Barça al borde del precipicio, primero, y descalabrado después. El germano no se tomó nada bien ser uno de los grandes señalados por Luis Enrique tras quedar en el banquillo en la vuelta de la Supercopa.

 

La tensión entre Bravo y Ter Stegen viene del curso pasado y ha ido 'in crescendo' en el presente con las declaraciones del germano avisando de que él, este año, lo quería jugar todo. Regresó de sus vacaciones antes, por contra Claudio las apuró, para empezar a vencer al chileno en las primeras batallas de al temporada: ser titular en las Supercopas. El problema es que la actuación del alemán ha sorprendido, para mal, a propios y extraños.

 

La floja actuación de Ter Stegen en el doble duelo ante Sevilla y Athletic han devuelto la ventaja a un Claudio Bravo que hubiera visto la vuelta de la Superocpa de España desde el banquillo de no ser por los ocho goles encajados por el alemán en dos partidos clave. Luis Enrique comunicaba la decisión a Ter Stegen que tuvo una reacción airada que no ha gustado al staff, ni al resto del grupo. El alemán, para decirlo rápido, se cargó todo lo ganado desde julio con respecto a Bravo.

 

Desde el Barça explican que Marc André ter Stegen, desde luego, cuenta con el descaro que necesita un portero para hacerse con el puesto. Pero quizás, en muchas, en demasiadas ocasiones, en una cantidad del todo excesiva. El ex director deportivo del Barcelona, Zubizarreta, lo eligió por su particular facilidad para jugar el balón con los pies, para comportarse como un jugador de campo más. Algo que, por otro lado, se exige en muchas ocasiones al portero azulgrana, pero que debe ir acompañado de una seguridad bajo palos que el meta, hoy por hoy, transmite en menor medida al grupo que Bravo.

 

El problema, en el caso de André, viene por una altanería que le ha generado distancias en el vestuario del Barcelona que no comulga con las formas/reacciones en su lucha con el ex de la Real Sociedad. Mientras la aceptación de Claudio por parte del grupo es absoluta, Ter Stegen se ha granjeado una fama peor por la escasamente disimulada envidia a Bravo que va camino de convertirse en un problema mayor para la plantilla.