Bale (un galés en España con el 'coco' en Inglaterra) desespera al Madrid
El aisalmiento del futbolista aleja al jugador del vestuario
Bale arranca su tercera temporada en el Real Madrid, pero quienes le siguen de cerca destacan que continúa en Inglaterra. Tan sólo Modric, con quien coincidió en el Tottenham, suele estar con él. Salvo excepciones, esto es algo habitual en los británicos, a quienes les cuesta integrarse cuando abandonan las Islas, pero en el caso de Gareth el tiempo transcurrido en España invita a logros mayores.
Gareth Bale no habla español y en el vestuario aseguran que no está haciendo ningún esfuerzo para hablarlo. El galés ha hecho del idioma su mejor barrera con el grupo. Y ya le va bien. Vive aislado en el vestuario. Se escuda con el no entiendo para evitar un roce excesivo. Prefiere las distancias. Y su relación con el grupo es puntual.
Los celos del madridista hacia algunos compañeros -especialmente Benzema y Cristiano- le han pasado factura en la plantilla. Las enganchadas con Ronaldo o el propio James por su individualismo, unido a la falta de justificación del vestuario a sus acciones, el trato de favor de los despachos trasladado también a Rafa Banítez, han dejado a Gareth en una posición muy incomoda en el vestuario.
Las palabras de su representante, Jonathan Barnett, que ha alzado la voz en diversas ocasiones para responsabilizar a terceros -jugadores- de la falta de rendimiento del galés, tampoco han ayudado: en el equipo se han entendido los comentarios como una rabieta de niño chico inducida por el propio Gareth que ha dejado a varios compañeros en mal lugar. La fama de 'llorón' del galés se ha disparado en el equipo.
Además, Bale lleva muy mal las críticas. No las acepta. Tal es así que fuentes cercanas al jugador aseguran que "no quiere saber nada de la prensa, ni escuchar la radio o ver programas deportivos en la tele. Vive aislado del equipo", y añaden: "En Madrid sólo se ve con Modric. Con el resto del vestuario su relación es escasa o nula".
Un jugador que empieza a tener demasiados enemigos en el Madrid. Dos focos de problemas que tienen al 'presi' al límite. Uno, el vestuario. Otro, el segundo: en la grada del Santiago Bernabéu que ante el Galatasaray, en el Trofeo Santiago Bernabéu, volvió a despedir al atacante con una sonora pitada. Al ser una apuesta personal de Florentino Pérez, el fracaso de Bale es también el fracaso del presidente madridista: cada pito a Gareth es un pito a 'Flo'.
En el seno de la plantilla, en lo estrictamente deportivo, las cosas no pintan mejor: su implicación defensiva es nula y ofensivamente cada vez su juego resulta más insustancial. Desde el vestuario ya no se muerdan la lengua y avisan que con Gareth en el campo, por momentos, el equipo juega con diez.