El cuento de nunca acabar: la reforma del Camp Nou

Las obras deberían empezar el año que viene, pero la mayoría de los aspirantes a presidir el club son partidarios de emprender una acción mucho menos costosa que la que contempla la actual junta

El cuento de nunca acabar: la reforma del Camp Nou

El Camp Nou ya ha tenido un par de lavados de cara. Construido en 1957, vio su aforo ampliado para el Mundial de 1982, con la construcción de esa tercera gradería que le da un aspecto asimétrico. En 1994, se bajó el nivel del terreno de juego para dar entrada a más espectadores y se eliminaron los fosos. Desde 2007 se le está dando vueltas a una nueva reforma. En ese año, la junta presidida entonces por Joan Laporta anunció que el arquitecto britçanico Norman Foster iba a encargarse de la remodelación. Aparentemente inspirada en Gaudí, no estuvo exenta de polémica.

Para llevar a cabo esta reforma, se precisaba recalificar y vender los terrenos del Miniestadi. El permiso del ayuntamiento de Barcelona llegaría en 2010, pero con las elecciones y el triunfo de Sandro Rosell, el proyecto, que iba a costar unos 250 millones de euros, se quedó en un cajón.

El año pasado se presentó otro proyecto para reformar tanto el estadio azulgrana como la zona adyacente. En este caso, se retomaba la idea de cubrir la totalidad de las localidades y aumentar la tercera gradería, de tal manera que el campo perdiera su tan conocida forma irregular. Además, se contemplaba la construcción de un nuevo Palau Blaugrana, exigencia de la Euroliga, así como otras instalaciones para los socios. En total, la inversión sería de unos 600 millones de euros.

estadio

El proyecto se sometió a referéndum y ganó con más del 72% de los votos. Ahora bien, fue en día de partido y, aunque en el Camp Nou se reunieron 80.000 personas, sólo votaron unos 37.000 socios. La junta, no obstante, interpretó el resultado como un apoyo incondicional a su propuesta. Se consideraba que habría tiempo para consolidarla y llevarla a cabo. No obstante, la convocatoria de elecciones anticipadas puede provocar un nuevo cambio de planes.

Es difícil que Joan Laporta, el gran favorito, quiera llevar a cabo un proyecto auspiciado por la directiva de quien fuera su gran némesis, Sandro Rosell. Ojo por ojo, diente por diente. El resto de posibles candidatos, como Agustí Benedito o Jordi Farré, apuestan también por una obra mucho menos traumática y, sobre todo, más barata. A todas luces, la única opción de que el nuevo Camp Nou salga adelante pasa por una reelección de la actual directiva. Y eso parece cada día más y más complicado.