Fin a la historia de Illarra, "al que no le pasan la pelota" en el Bernabéu
Al final de su corta etapa en Chamartín llegó a haber cierto cachondeo con otro juguete roto de los blancos en los últimos tiempos
A falta de confirmación oficial, Asier Illarramendi es historia en el Real Madrid. Las últimas negociaciones difundidas por los medios (fundamentalmente, As) hablan de una cesión con una opción de compra obligatoria para la Real Sociedad de unos 16 millones de euros, menos de la mitad de lo que costó hace dos campañas. Su salida era un secreto a voces desde hace tiempo, faltaba saber el proceso.
De principio a fin, el paso de Illarra por el Madrid no ha sido satisfactorio. Ni deportiva, ni por supuesto económicamente y tampoco para el futbolista. Uno de los mediocentros más prometedores del fútbol español, que nunca llegó a rendir al nivel esperado en la casa blanca a pesar de tener bastantes oportunidades o, al menos, quizá las suficientes para un futbolista que quiere triunfar en el Madrid.
Probablemente su primer problema fue ser comparado con Xabi Alonso, jugador al que "debía" sustituir a largo plazo y aún más, hacerle olvidar. Vendido como centrocampista defensivo y así era, pero con menos capacidad de recorrido y recuperación del que se pensaba, una nefasta noche europea en Dortmund en su primera temporada, con un error suyo incluido propició su caída en desgracia. Ni el equipo recuperó nunca la confianza en él, ni el futbolista volvió a tenerla sobre sí mismo.
Ahora se marcha para recuperar el terreno perdido. Cuanto aterrizó, era una pieza fundamental en la Real y también en la selección española sub 21 que acababa de proclamarse campeona de Europa de su categoría, codeándose con hombres como Marco Verratti en la final de aquel torneo. En su segunda campaña en el Bernabéu, el pasado curso, sin embargo, era habitual el murmullo de la grada cada vez que tocaba la pelota. "Es intrascendente en el juego", "sólo pasa hacia atrás" o "fíjate, sus compañeros le evitan", eran frases bastante repetidas entre la hinchada.
Sin duda, un proyecto muy ilusionante de jugador que no ha cuajado. Quizá el fichaje fue demasiado pronto, quizá la presión le pudo, como ha hecho con tantos otros, tantas veces. Ahora le toca recuperarla en San Sebastián, donde se verá de verdad su nivel a una edad mucho más madura.