La jugada (oscura) del Valencia con su último fichaje mira a otro objetivo

Las vicisitudes del mercado moderno hacen que sea más factible pagar con futbolistas que con dinero... aunque todas las partes estén de acuerdo

La jugada (oscura) del Valencia con su último fichaje mira a otro objetivo

Noticias curiosas y extrañas las que llegan desde Valencia. Parecía que los chés ya habían encontrado a su necesitado defensa central tras la marcha de Nicolás Otamendi cuando los medios locales han informado de que el brasileño Aderlán Santos, un semi desconocido central del Sporting de Braga, estaba pasando reconocimiento médico con el equipo. Sin embargo, puede suceder que el futbolista no llegue a jugar ni un sólo minuto con el Valencia y se marche directamente al Mónaco en calidad de cedido.

 

¿Por qué esto? Todo respondería a un tema de Fair Play financiero. Como ya es sabido, los clubes deben respetar un nivel aceptable de ingresos y gastos. La venta de Otamendi reguló esa balanza para el conjunto valencianista, que sin embargo no pudo afrontar después el fichaje de su central deseado desde un principio, Ezequiel Garay, por ser éste demasiado caro. Se lanzaron entonces los chés a por el tunecino Abdennour, un defensa que permanece apartado en el equipo del Principado al que los de Nuno derrotaron esta misma semana. Pero el Mónaco pide una cantidad inasumible, 28 millones de euros, a tenor de lo que informa L'equipe.

 

¿Cómo solucionarlo? Fichando a Aderlán por una cantidad que sí es asumible (7,5 millones de euros, según Superdeporte) y cediéndolo inmediatamente después. Un truco para burlar las exigencias de guión de la UEFA, que lucha contra los dispendios económicos cada vez más.

 

Todo esto sin contar con que el doble juego beneficiará a las partes de las que menos se habla en estos casos, los agentes. Pero todo dentro de la legalidad. Es la nueva Ley del mercado. Ahora falta que el futbolista afectado -que parece que lo está- esté de acuerdo.