Ramos tiene ahora cargas (desagradables) como capitán del Madrid y la Roja

A Sergio Ramos le tocó una papeleta complicada esta semana en la concentración de la selección española. El central del Real Madrid, que ha asumido plenos poderes en la capitanía blanca tras la marcha de Iker Casillas, salió precisamente junto al guardameta merengue a rueda de prensa para defender a Gerard Piqué de las críticas que está recibiendo debido a sus episodios polémicos que han provocado un rechazo por parte de la afición de la selección española hacia su persona. Iker sigue siendo el primer capitán de la Roja, pero el andaluz va camino de convertirse también en el 'capo' (ya lo es como jugador de campo) y sucesor del arquero también en el equipo nacional.

Así como muy distintos en carácter sobre el terreno de juego, lo cierto es que Casillas y Ramos comparten, por otro lado, 'vicios' (entendidos en el buen sentido) por los cuales se les juzga públicamente: Los dos son personajes de muchísimo peso en el vestuario de sus equipos y también en el de la selección, donde llevan conviviendo diez años. Eso genera envidias... y fobias. No son pocos los aficionados que ven en este tipo de perfiles de futbolistas un germen de 'caciquismo' que condiciona equipos y alineaciones. La eterna pelea mediática y popular que Casillas ha sufrido durante años en el Madrid y que le ha obligado a marcharse. Con el asunto de su renovación, muchos están 'esperando' a Ramos también en este sentido.

Y seguramente, al propio Sergio no le haya resultado agradable tener que defender públicamente a Piqué como miembro de la selección. No porque no piense lo que dijo o porque no quisiera hacerlo, sino porque sabe que ese tipo de actitudes le generarán inevitablemente algo de rechazo por parte de los más radicales de entre los aficionados del Real Madrid. Tener que mantener una línea de coherencia entre los intereses del club propio y del equipo nacional es una responsabilidad que también hereda, como Casillas... con sus ventajas e inconvenientes.