La transmisión del Roma-Barça cuestiona la capacidad de Jaume Roures
Mediapro y beIN Sports pusieron a la venta un servicio de calidad tercermundista e impropio del siglo XXI.
Sólo se salvaron los usuarios de Vodafone, Orange y Telecable que pudieron ver la transmisión del Roma-Barça a través del canal beIN Sport, poseedor de los derechos de la Champions League. Los 3,6 millones de abonados de Movistar+ tuvieron que recurrir a la compra del partido directamente a través de beIN Sports accediendo a través de su página web. La experiencia no ha podido ser más desastrosa y los usuarios han hecho oir sus quejas por entender que un servicio de pago no puede ofrecer una contrapartida tan poco profesional.
Los errores técnicos de la transmisión ponen en entredicho la capacidad de Mediapro para acometer proyectos de esta naturaleza. Si el martes se colapsó Total Channel ante el aluvión de peticiones para ver el partido -7.000 aspirantes se quedaron con las ganas-, anoche Mediapro bordó el ridículo. Todo muy precario, Había que darse de alta como mínimo dos horas antes del partido, se recomendaba no cambiar de canal, pese a ofrecer el servicio de otros canales para ver los ocho partidos de la jornada. En caso de cambio de canal se corría el riesgo de perder la señal, según la propia advertencia de Mediapro a sus usuarios. Una situación que no está de acorde a los tiempos que corren y a los avances técnicos que hoy imperan en el mundo audiovisual.
El partido se colgó varias veces. Muchos no pudieron ver en directo el gol de Luis Suárez. Aunque tampoco se puede hablar de directo porque la señal llegaba con casi un minuto de retraso, lo que quiere decir que lo que las radios avanzaban llegaba a las imágenes con evidente retraso, un retraso superior al servido por las webs piratas que emitieron ilegalmente el partido.
Mueven miles de millones, pactan estrategias, se declaran la guerra entre los operadores. Y luego el producto servido, de pago, es defectuoso. Las redes sociales han ido cargadas en las últimas horas de quejas de aficionados indignados por entender que en cuestión de retransmisiones de fútbol vamos para atrás.