El escándalo de Luis Suárez (y Messi) que el Barça intenta tapar (y huele cada vez peor)

El escándalo de Luis Suárez (y Messi) que el Barça intenta tapar (y huele cada vez peor)

El charrúa calla

Luis Suárez combina un buen partido con un puñado de encuentros para olvidar.

Cuando Messi no está o no lo está al cien por cien, ni Suárez, ni Coutinho, ni ninguno de los teóricos fichajes llamados a ser estrella, decanta la balanza. Nada nuevo.

El Barcelona intentó corregir el desajuste el pasado verano con el fichaje de Antoine Griezmann, pero la intervención de Luis Suárez, que tenía los días contados si llegaba el francés, con el apoyo de Messi, se cargó la operación.

Griezmann no vistió de azulgrana, pero tampoco lo hará ninguna estrella más mientras el uruguayo siga siendo íntimo de Messi en el Barcelona.

Si el Barça, avisan, ha traído en los últimos años a jugadores de medio pelo para el ataque, como Paco Alcácer, Munir o Boateng es porque Luis no ha querido competencia de verdad en el puesto.

Un escándalo mayúsculo que arrasa el Barça de puertas para adentro y que se ha convertido ya en un problema bestial para en la entidad.

Contra el Athletic no había revulsivos con gol en el banquillo: jugadores desequilibrantes que puedan ejercer el rol de Suárez o presionarle en el puesto.

“Tuvimos algunas ocasiones pero el rival hizo un buen planteamiento. Los dos equipos hicimos méritos para ganar. Necesitamos mejorar en comunicación entre nosotros. Llevamos muchos partidos y esto pudo favorecer al Athletic. En el segundo tiempo mejoramos en el plano físico. ¿Ter Stegen? Volvió a demostrar que es uno de los mejores del mundo. ¿Messi? Si jugó es porque está al cien por cien, pero le hicieron una marca muy férrea, eso nos perjudicó”, se excusaba Luis al final de un encuentro en el que volvió a estar desaparecido.

El Barça necesita, avisan desde dentro, un nuevo Suárez con urgencia. ¿El problema? Ni Luis lo permite, ni Messi está por la labor.