Lo que no se dice en voz alta, pero se piensa en el Barça de Pedro

La cantada con la salida del tinerfeño se advierte desde mucho antes de la plaga de lesiones

Lo que no se dice en voz alta, pero se piensa en el Barça de Pedro

Pedro no tiene sustituto. En el vestuario del Barça una máxima corre como la pólvora: Munir y Sandro, los dos junto, no hace ni medio Pedrito. La plantilla, como el técnico, viene torcida con los despachos desde que el pasado verano, con el Barcelona sin poder fichar, Bartomeu dio luz verde a la marcha del tinerfeño al Chelsea argumentando que su marcha estaba de sobras cubierta por los dos canteranos. Mintió.

 

Sandro y Munir no caen mal en el grupo, al contrario, los chavales cuentan con la gracia de algunos pesos pesado del vestuario que, eso sí, separan: nadie puede ponerles un pero a dedicación, esfuerzo, entrega, pero en calidad están aún muy lejos del nivel mínimo que exige todo un Barcelona. Una realidad que, desde el vestuario explican que se evidencia aún más en el caso de Sandro, futbolista que ha hecho del empeño su mejor y casi única virtud. No es suficiente.

 

Antes de la plaga de lesiones varios efectivos pidieron a Luis Enrique que el concurso de los dos 'figuras' se limitara a causas excepcionales, es decir: partidos como el del Levante, rival inferior, y en el Camp Nou. Fuera de ahí, se advirtió, sería jugar con fuego. Ahora están obligados a quemarse.