Dejan morir de inanición al segundo mejor Barça de la historia

La imagen que dio el FC Barcelona en Villanueva de la Serena fue la de un equipo roto, sin alma ni espíritu ganador ante un Segunda B al que no supo marcarle un solo gol. Es el resultado de un proceso de descomposición iniciado por una pésima planificación de una plantilla que exige una renovación a fondo que se va a producir a destiempo, cuando ya sea demasiado tarde.

El tope salarial amenaza a esta plantilla. No se pueden realizar fichajes en el mercado de invierno porque la directiva está más pendiente de colocar a sus amigos en puestos remunerados de nueva creación en el club. Los intereses de esta junta están más ocupados en resolver los frentes judiciales que les enfrentan con el mundo mundial y mientras el dinero sale del club para pagar las minutas de los abogados. No hay dinero para invertir en el campo, que es donde el club cimenta su grandeza.

Los fichajes de enero son una necesidad, no un capricho. Pero en la directiva ya asumen que lo del triplete del año pasado fue un espejismo, que la era que debía marcar este equipo ha llegado a su fin y que ésta será una temporada de transición. Luis Enrique se lo ha dejado bien claro, les ha dicho lo que hay que hacer para mantener la excelencia de la temporada pasada, pero el club está maniatado por un ebidta que les impide gastar si antes no llegan unos ingresos que los directivos no son capaces de generar, y el caso del sponsor de Qatar es un claro ejemplo. Este Barça parece condenado a morir de inanición mientras los responsables de la gestión del club andan preocupados por cuestiones que nada tienen que ver con lo que sucede sobre el terreno de juego.