El mosqueo de Messi II: el argentino señala a Luis Enrique
En el Clásico se evidenció que el Barça del asturiano está descuidando el trabajo que definió la identidad del equipo y que tan bien se adapta al estilo de Leo
El Barça ganó el Clásico, pero lo hizo con más goles -evidente- que fútbol. Carlo Ancelotti dibujó el camino a seguir para desconectar/desarbolar la máquina azulgrana. El italiano desnudó al Barça hasta llevarlo a la reflexión. El planteamiento de Luis Enrique no gustó a su principal estrella, Leo Messi, que abandonó el campo con cara de pocos amigos como apuntábamos en un artículo publicado tras la disputa del Barça-Madrid. En el día de hoy, nuevas inforamciones al respecto apuntan al técnico como el causante del mosqueo del argentino.
En el Clásico se evidenció que el Barça del asturiano está descuidando el trabajo que definió la identidad del equipo y que tan bien se adapta al estilo de Leo. Aquello que lo convirtió en la primera referencia mundial del fútbol: la salida con el balón jugado.
La otra lectura del Barça-Madrid cuenta que la estrategia de Luis Enrique se sostiene sobre dos pilares: las previsibles heroicidades de sus grandes referentes y la inferioridad manifiesta de la inmensa mayoría de los rivales que enfrenta. Contra futbolistas importantes -Real Madrid- esta propuesta no es fiable. Pernaliza el juego azulgrana y, especialmente, a Leo Messi.
Sin centro del campo, sin pausa y sin posesión del balón. Así jugó el Barça ante el Real. Mala cosa para Messi. El primer gol llegó gracias a una jugada de estrategia (de las que se encarga Unzué y ya van cinco tantos así) y el segundo de contragolpe. El Barcelona del toque se extingue y el centro del campo se usa muchas veces para ver cómo pasa el balón por arriba. Desarbolados y replegados atrás y con Messi perdido en la banda derecha sin conectar con la pelota. Un dato: el argentino disparó por primera vez a puerta en el minuto 73’.
Además, la superioridad del Barcelona duró hasta que Kroos, Modric y Benzema se juntaron a jugar. Casi siempre libre para recibir, Kroos se agigantó con el transcurso de la noche. El alemán ahogó a Messi cada vez que el argentino recibió entre líneas sin que hubiera un atisbo de reacción desde el banquillo. Lo anticipó. Le robó la pelota en un par de jugadas, y se adueñó del partido mientras tuvo piernas para correr. Si el Barça no se desplomó en los momentos críticos fue porque a Kroos se le agotó su energía y a sus socios también. Benzema lleva varias semanas jugando con problemas físicos y Modric no completa 90 minutos desde el año pasado.
El Barça no tuvo la pelota como le gusta hacer. De hecho fue, con un 52% de la posesión, el duelo en el que menos ha tenido la bola de todo el curso. Eso se dejó notar también en el juego de un Messi acostumbrado al fútbol de conexión. No fue hasta el gol de Suárez que el Barça viró. Empezó a dominar algo más el esférico. Entonces Lionel se sintió más cómodo sobre el campo y generó la mayor parte de las ocasiones y oportunidades. Adoptó una posición de centrocampista y ayudó (junto con Xavi y Busquets) a tener más el esférico.
Preguntado el técnico tras el encuentro por la posición de Leo, pegado a la banda, este volvió a responder con cierta tirantez: "Leo tiene libertad par jugar donde quiera".