Cronología de una crisis anunciada: Desmontando al Madrid de Benítez
Ni antes el equipo era un muro infranqueable ni ahora un desastre. Pero hay datos muy, muy sorprendentes
La primera derrota oficial del Real Madrid de Rafa Benítez parece haber desatado una crisis más fuerte de la que debería en el entorno, en la prensa y entre los aficionados. Porque por números, a simple vista, sólo una derrota en quince encuentros, con la clasificación para octavos de final de la Champions League conseguida (con pleno de victorias e invictos atrás) y siendo el segundo equipo más goleador y el segundo menos goleado de Primera no parece un mal arranque. Perder en Sevilla, uno de los feudos más complicados de la Liga, puede entrar dentro de los márgenes aceptables.
Sin embargo, existe nerviosismo. ¿Por qué? La respuesta parece estar en el universo de las sensaciones. Tan evidente resulta afirmar que el Madrid no está en una situación crítica a estas alturas de la temporada como reconocer que desde que ésta empezó, nunca o casi nunca ha llegado a enamorar a todos. Los aficionados se han dividido en dos vertientes: una más resultadista, que saca a reflejar las cifras estadísticas y se vale del tiempo que necesita un proyecto nuevo para justificar las fases de mal juego y los partidos ciertamente aburridos que firma el equipo, y otra que no omite que el fútbol no convence, que casi siempre Keylor Navas ha sido la figura más destacada (o una de ellas) en estos catorce encuentros y que, en general, el equipo tiene dificultades en ataque y ha 'perdido' al mejor Cristiano Ronaldo.
El enorme caudal de hechos extradeportivos que han salpicado al club desde principios del verano han contribuido a que ni una sola semana haya habido una paz total en el seno de la entidad. La salida de Iker Casillas, la renovación de Ramos y el no fichaje de De Gea (con feo a Keylor añadido) fueron el aliño del mercado estival. Las 'perlas' que Benítez deja en cada rueda de prensa alimentan el 'estiramiento' de cada una de sus frases (su supuesta mala relación con Cristiano, sus cruces de declaraciones con Sergio Ramos, su animadversión a ciertos análisis de la prensa). Es verdad que muchas veces los medios no ayudan, pero el entrenador del Real Madrid debería saber también cuando no decir determinadas cosas. Las lesiones han mermado mucho al equipo. Y la última semana, con los flirteos constantes de Cristiano con una salida del club y un fichaje por el PSG y el asunto, muy feo, de Benzema con la justicia francesa, han terminado por descentrar cualquier análisis futbolístico.
La cuantificación de los hechos se pone todavía más complicada si uno repasa determinadas estadísticas: A estas alturas de temporada, con las mismas jornadas disputadas, el Real Madrid de la pasada campaña había perdido tantos puntos con Ancelotti como ahora con Benítez; y ahora mismo sólo se ha perdido un punto menos que en el último curso de Jose Mourinho en la casa blanca, en aquella tercera campaña inaguantable que terminó con un sainete tremendo en el vestuario. Las diferencias son que esta temporada el Barça es perfectamente alcanzable (está a tres puntos) mientras que en la 2012-2013 ya se había marchado en la clasificación. Benítez sólo ha perdido un encuentro pero lo ha 'maquillado' con bastantes empates.
¿Significa eso que no ha mejorado a Ancelotti? ¿Acaso se fue injusto en su día con Mourinho? ¿De qué sirve esa solidez defensiva entonces, aunque sea por Keylor Navas? Preguntas sin una respuesta clara ni definitiva, que hacen que las conclusiones a cualquier análisis se trasladen al terreno de lo que uno ve cuando se sienta a observar los partidos del Real Madrid. Y lo que la mayoría de hinchas ven a día de hoy, no gusta. Gustaba poco hasta ahora, y desde luego no gustó nada ni ante PSG, ni ante el Sevilla. Tampoco lo visto en los últimos coletazos de la era Ancelotti ni en el último año de Mourinho. Sensaciones, sí, pero por parte del aficionado, la gran 'víctima' de todo este asunto. El aficionado vive del presente, de divertirse. Y si eso no pasa, la situación se irá volviendo insostenible, esté quien esté en el banquillo. Los resultados, hasta este domingo, no... pero las sensaciones sí hacían adivinar el panorama actual.