Jugadores del Madrid acorralaron a CR7 en el vestuario del Sánchez Pizjuán
Los más críticos de la plantilla han dejado de morderse la lengua
Los dedos apuntan a CR7. Ronaldo no está y, lo que es pero, no se le espera. Si en una cosa coinciden plantilla y técnico es el preocupante estado de forma por el que transita el portugués. El vestuario se queja: un líder debe serlo siempre o, en el peor de los casos, casi siempre. No puedes exigir, sin dar. Y Ronaldo exige mucho, demasiado, y cada vez ofrece menos.
El equipo, explican, necesita un referente en el campo que demuestre serlo en los encuentros a cara y cruz, como el de Sevilla. De poco/nada sirve meterle cinco tantos a un Espanyol de segunda para luego desaparecer. En el vestuario del Sánchez Pizjuán sobraban las palabras: las miradas acorralaron a un Cristiano que, afirman, empieza a percibir su pérdida de ascendencia con el grupo.
La plantilla necesita que Ronaldo convierta el estatus que exige en el vestuario en argumento en el campo, sino de poco sirven privilegios/aspavientos y demás: si a Cristiano se le ha permitido todo hasta la fecha es porque ha sido él, con sus goles, quien ha dado de 'comer' al grupo, una realidad que ha virado preocupantemente en este arranque de campeonato.
Los que conviven en el día a día con el portugués no recuerdan un Ronaldo peor. CR7 se justifica: Rafa Benítez está ahogando su juego con una propuesta que mata las capacidades del portugués. Un discurso que los más viejos del lugar compran a medias: lo de Rafa está siendo un problema para todos, pero lo de Cristiano tiene un trasfondo más doloroso de digerir: la frescura que marcó al mejor Ronaldo va despareciendo entre molestias de rodilla/lumbalgia y una edad que advierte que ya son demasiados años al primer nivel y con una exigencia máxima.