La FIFA le toma el pelo al Barça con la petición sobre Arda Turan
El mejor equipo del mundo en la actualidad no cuenta con la ayuda de una directiva que sepa hacerse respetar ante los organismos internacionales.
El 17 de noviembre, dentro de una semana, se cumplirán dos meses de la lesión de Rafinha que le tendrá apartado de la competición hasta los partidos finales de la temporada. Se cumplirán también dos meses desde que Arda Turan podría estar jugando. Pero en realidad se cumplirán dos meses del inicio de la ineficacia negociadora del FC Barcelona. Dos meses perdidos porque el equipo que juega para el Barcelona en los despachos no está a la altura del once que alinea Luis Enrique sobre el terreno de juego.
En su normativa la FIFA contempla que los clubs pueden recurrir a un fichaje de emergencia en cualquier momento de la temporada para cubrir una lesión de larga duración, como es la que nos ocupa con Rafinha. Esta alternativa invalida la sanción impuesta por la FIFA como castigo por las irregularidades en los fichajes de menores que mantiene al club su prohibición de realizar fichajes hasta el uno de enero. Es decir, que pese a la sanción, Arda Turan podría haber debutado con el Barcelona al día siguiente de la confirmación de la gravedad de la lesión de Rafinha. Pero no ha sido ese el caso.
El FC Barcelona presentó ante la FIFA la petición para recibir el permiso de alineación para Arda Turan. Pero la respuesta, dos meses después, no ha llegado. Y sin la respuesta de la FIFA el club tampoco puede recurrir al arbitraje del TAS. Y van pasando los días y se acerca la fecha, el uno de enero, que permitirá a Turan disputar partidos oficiales con total normalidad. La directiva del FC Barcelona habrá desperdiciado de forma lamentable dos meses, que acabarán siendo tres, que habrán supuesto un claro perjuicio para el equipo de Luis Enrique, que de haber podido contar con Arda Turan habría tenido menos quebraderos de cabeza para hacer las alineaciones.
La junta de Josep Maria Bartomeu se caracteriza por el pobre nivel de eficacia en sus gestiones. El mejor equipo del mundo en la actualidad no tiene a una directiva que esté a su altura y que sepa hacerse respetar por los organismos internacionales.