Los puntos que muestran la psicosis del Real Madrid antes del Clásico

Los puntos que muestran la psicosis del Real Madrid antes del Clásico

Se suceden las informaciones contradictorias y crece una sensación de 'autogestión' dentro de la plantilla

Si uno revisa las noticias, reportajes y crónicas sobre el Real Madrid a dos días para enfrentarse al Barcelona en el clásico del fútbol español, poco encontrará de contenido puramente futbolístico y sí mucho sobre conjuras, reuniones secretas y filtraciones variadas. Es el clima generado casi desde el principio de la temporada después de un verano turbulento y con aires de desgobierno, que comenzó con la impopular medida de echar a Carlo Ancelotti, la todavía más impopular decisión de contratar a Rafa Benítez y la serie de decisiones polémicas que han rodeado al club desde entonces. La salida de Casillas, la renovación de Sergio Ramos y el caso De Gea fueron el tridente de 'sucesos' veraniegos sobre el cual se apoya una base de afirmaciones que llevan a la conclusión de que en el club no todos reman en una misma dirección.

 

Por un lado, los deseos de la directiva; por otro, los métodos de un técnico ni mejor ni peor, sí muy particular. Y después los ánimos de una plantilla 'viciada' por años de cambios de rumbo y filtraciones por doquier, de los que se desprende cierta sensación (de los futbolistas) de que su opinión cuenta poco. Un cóctel explosivo que, exagerado o no y con detalles más o menos ciertos, recae diariamente sobre un público cansado de esperar lo que nunca llega: una buena racha prolongada de buen juego y resultados. Y a horas de enfrentarse al partido que puede empezar a definir el rumbo definitivo de la temporada en curso, de lo que más se habla a estas horas en el entorno madridista no es del equipo que Benítez sacará para tratar de ganar al Barça. Han leído bien, no del equipo en sí mismo... sino de si el propio Benítez 'claudicará' ante las exigencias de los jugadores.

 

Eso es lo que se lleva días asegurando (también lo hemos reflejado en este medio) desde buena parte de la prensa. Benítez charló, supuestamente, con los capitanes y con Cristiano Ronaldo y ha elegido la 'fórmula Ancelotti' para ganarse a un vestuario que no acaba de interiorizar ni comulgar con sus ideas. Será más cercano a los futbolistas y escuchará sus reclamaciones. Ellos quieren jugar más alegre y al ataque y no preocuparse tanto del aspecto defensivo, algo que, consideran, está lastrando al equipo. "Jugamos demasiado atrás", se le pudo leer en los labios a Ronaldo tras perder el Madrid en Sevilla. Los roces de Rafa con tipos como Sergio Ramos o James (vía prensa) se han sucedido en las últimas semanas, y todos aluden a diferencias de criterio futbolístico. Los jugadores no están cómodos sobre el campo. Y los resultados no llegan. Así que Benítez da su brazo a torcer ante la plantilla y atiende sus demandas.

 

Según 'Onda Cero' nada de esto es cierto, no ha habido reuniones. Y según 'El Chiringuito' el que se ha reunido con los jugadores esta semana es Florentino Pérez, pero para saber si están bien (especialmente los lesionados) y darles ánimos. En cualquier caso, todo lo que reflejan estas noticias son, principalmente, dos cosas: La primera, que algo pasa dentro del club. Y la segunda, que el Madrid (y sus dirigentes) ha comprendido que, después de la derrota en Sevilla y de la imagen que ha ofrecido el equipo en los últimos tres encuentros, perder con el Barça dejaría más que tocado todo el proyecto de futuro del club para la presente campaña. Estamos a mes de noviembre, pero el Madrid ya se enfrenta a una final.

 

Nadie frena este torrente de noticias que exhiben un ambiente de psicosis, y como dice el tópico, 'cuando el río suena agua lleva'. Como nadie ha frenado de forma contundente, desde el principio de temporada, todas y cada una de las reacciones ante los medios que multitud de jugadores y el propio Rafa Benítez han mostrado a veces, sabiendo que sus palabras podían malinterpretarse o que iban a causar revuelo. Los sucesos extradeportivos (el caso Benzema) y el lío con los servicios médicos tampoco ayuda a la estabilidad ni a que se hable de fútbol. Y el Barça huele la sangre.