"Cuando llegue la ventana de invierno valoraremos en qué condiciones está el equipo. Siempre soy pro reforzar. Cuanto más fuertes podamos ser, mejor". Luis Enrique envía un órdago a Josep Maria Bartomeu. Lo ha reconocido hoy en la rueda de prensa previa al partido que mañana enfrentará al Barcelona con la Real Sociedad en el Camo Nou a las cuatro de la tarde.
Luis Enrique sabe de la difícil situación económica que atraviesa el club, que los gastos son más de lo que sería deseable y que los ingresos no alcanzan la cifra necesaria para mantener la actual plantilla. En estas circunstancias, aunque el club tenga capacidad de endeudamiento, lo más aconsejable desde el punto de vista contable sería no realizar ninguna inversión en fichajes en diciembre para tratar de realizar una política de contención de gasto hasta junio que debería ir acompañada de la obtención de nuevos ingresos (el nuevo sponsor, por ejemplo).
Josep Maria Bartomeu le ha explicado la situación a Luis Enrique en varias ocasiones, pero el técnico no está dispuesto a someterse a la disciplina de la política del club. Considera que los directivos tienen que hacer bien su trabajo en los despachos y que a él se le exige que gane títulos en el campo. Cediendo ante la situación económica, entiende Luis Enrique, pondría en peligro la estabilidad deportiva y luego a quien pedirían responsabilidades es a él. Y a eso no quiere jugar. Por eso se ha preocupado de dejar bien claro que él quiere fichajes en el mercado de invierno. Quiere a Nolito. Y si no puede ser Nolito, a Lavezzi. Pero desea, sobre todo, que el club le traiga al futbolista que sea capaz de llenar el hueco que ha dejado vacante Pedro y que ni Munir ni Sandro han sabido ocupar. Quiere un delantero de garantías que no se asuste cuando deba jugar en la posición de Messi, Neymar o Suárez.
