El cachondeo de Cádiz con Benítez, colofón a seis meses de circo en circo

El cachondeo de Cádiz con Benítez, colofón a seis meses de circo en circo

El serial de errores de bulto, complicaciones institucionales y decisiones erróneas o cuestionables por parte del Real Madrid ha alcanzado su punto álgido

'La Tacita', como se conoce al estadio Ramón de Carranza, hogar donde reside la que es, probablemente, la afición más respetada por alegre de toda España, fue el escenario donde el Real Madrid gestó y llevó a cabo el último de los episodios calificables como 'ridículos' en un espacio de poco más de cinco meses, podríamos decir seis, desde que el proyecto de Florentino Pérez en la casa blanca echara a andar en 2009 tras un periodo de tres años de presidencia de Ramón Calderón. Tras un inicio coherente y un giro radical sólo después de una temporada debido al auge del Barça, la etapa de Mourinho duró tres años de cierta estabilidad en cuanto a modelo futbolístico, gustase o no al público. Pero las tres últimas campañas y especialmente los últimos meses vienen demostrando que el club ha perdido el rumbo completamente.

 

Pérez echó al portugués y fichó a Ancelotti, dando un nuevo giro radical al modelo deportivo. Ya entonces muchos no entendían cómo el despido de Mourinho no acarreaba también su dimisión, entendiéndose que el paso de dos entrenadores distintos (Mou y Pellegrini) en un espacio de cuatro años evidenciaba que no había una línea a seguir por parte de las altas esferas. Parecía que el presidente iba arreglándolo con Ancelotti, un técnico que gustaba a la mayoría del madridismo y con quien se logró la décima Copa de Europa, pero el mal inicio de 2015 precipitó su adiós. Desde entonces todo ha sido desmesurado, ilógico, poco creíble y fuera de lugar.

 

El segundo episodio que dejó una mala imagen del Real Madrid en prensa y aficionados (hablando siempre de forma generalizada) fue el adiós de Iker Casillas del Real Madrid tras 25 años defendiendo el escudo de la entidad. Evidentemente el primero fue el despido de Carlo, sobre el que el mandatario ni siquiera supo reflexionar en el día en el que compareció ante los medios: "¿Qué motivos hay para echarle? Mire, no lo sé, pero hacía falta un nuevo impulso". Ni la plantilla ni gran parte del madridismo quería que se fuera. Y menos que llegara Benítez.

 

Pero volvamos a Iker. El que está considerado como el mejor portero de la historia del club, del fútbol español y uno de los mejores de la historia en general se marchó en una tarde fría de junio, sin apenas periodistas de renombre en una rueda de prensa improvisada y sin nadie del club respaldándole. El guardameta rompió en lágrimas evidenciando tres años previos de una presión inaguantable y en cierto modo injusta. Consciente del error de imagen que suponía, Florentino llamó a Casillas para organizar otra despedida, esta sí más organizada e institucional, con él presente, justo al día siguiente. El error se hacía evidente sólo con dicha decisión. Pérez alegaba delante del propio Iker en su discurso que se iba "porque él quería". Segunda polémica.

 

Después llegó un pulso interminable telegrafiado diariamente en los medios acerca de la renovación de Sergio Ramos. Durante días, casi parecía inevitable que el nuevo capitán blanco se marchase al Manchester United, algo que finalmente no pasó. Por otro lado, el culebrón De Gea iba alcanzando su cénit, que culminó con la noche absurda del fax que no llegó a tiempo. A Keylor Navas llegaron a subirle a un avión con destino a Manchester para después decirle que se quedaba. El guardameta español, en rebeldía con su club, observaba cómo la falta de rapidez burocrática arruinaba un fichaje que estaba hecho y que se había negociado durante meses. El madridismo callaba pero no podía creerlo.

 

El caso Benzema, salpicado por un chantaje sexual a un compañero de selección y ahora este desastre de Cádiz completan un circo que cada vez se hace más inaguantable para la directiva. Una directiva que, además, ya ha recibido una pañolada de órdago tras el baño del Barça en el último clásico, y que ve cómo día a día salen a la luz supuestos malos rollos entre Rafa Benítez y los jugadores. El técnico elegido por la entidad no comulga ni con la afición, ni con los futbolistas. Sí con los aficionados del Cádiz, que anoche se lo pasaron en grande cantando sobre él, sobre Cheryshev y sobre un Madrid en el punto de mira de las bromas de media España.