La plantilla blanca usa a Benítez como arma ante un club que calla (de momento)

Los últimos acontecimientos han dado mucha fuerza a un vestuario que se cree seguro bajo el paraguas de Zidane

La plantilla blanca usa a Benítez como arma ante un club que calla (de momento)

Los futbolistas vuelven a tomar el control. Ese es el mensaje que se desprende tanto de las últimas declaraciones, continuadas y reiterativas en el mismo fondo de los mensajes, y de las noticias que la inmensa mayoría de medios reflejan en los últimos días sobre el Real Madrid. La llegada de Zidane y las dos victorias contundentes en casa ante rivales asequibles como Deportivo (5-0) y Sporting (5-1) han vuelto a despertar la ilusión en una afición aletargada y unos jugadores asqueados con Rafa Benítez y su estilo excesivamente metódico, austero y cuadriculado. Quizás por eso ha sido tan significativo el torrente de manifestaciones de los protagonistas hablando mejor que bien del cambio, que sin embargo en un alto porcentaje les señala a ellos mismos como parte responsable de que las cosas no estuviesen saliendo como se esperaba.

 

Pese a que se puedan 'estirar' o interpretar las declaraciones de hombres como Luka Modric, Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos, Marcelo, Benzema o Isco de diferentes maneras, salta a la vista que ni ellos pasan por alto que sus palabras provocan reacciones perfectamente conscientes y medibles entre el gran público, ni tampoco la interpretación que se suele hacer de las mismas. Por eso llama y mucho la atención que dos semanas después de que Benítez haya sido despedido por parte de una entidad que tomó la decisión de colocarle al frente del club el pasado verano en contra de la opinión mayoritaria y pública del vestuario, y que le había ratificado en el cargo contra viento y marea hace menos de un mes, no un cualquiera sino pesos pesados de la plantilla afirmen tan a las claras que el cambio ha sido para mejor, que están más contentos con Zidane. Evidentemente, es un mensaje para la directiva. Para Florentino Pérez.

 

Un Florentino que, según numerosos medios, mantiene una guerra abierta con el vestuario desde hace muchos meses. Más que una guerra, la sensación que da es que se trata de una lucha por el control de la 'jefatura' dentro del club y del equipo, de ver quién lleva la voz cantante. Prueba de ello son tanto las declaraciones de los jugadores, como ya se ha dicho, como el silencio seplucral que mantiene el club desde hace días. El presidente apenas dedicó unos segundos a Rafa Benítez en su despedida y el anuncio de Zidane como su sucesor, al tiempo que no permitió preguntas de los periodistas en el acto para evitar dar más explicaciones que las escasas que dio. En el último episodio que quizás hubiese requerido la presencia pública del mandatario, la sanción por parte de la FIFA anunciada la semana pasada, fue el director general, José Ángel Sánchez y no Florentino el que compareció ante la prensa. Curioso, además, porque el mismo José Ángel Sánchez explicó que si su figura es tan poco conocida para el aficionado y apenas sale a la palestra es porque a la entidad "le viene bien un gestor que no esté tan expuesto siempre". Para evitar exponerle en este caso bien podría haber salido el presidente en su lugar.

 

Volviendo a Benítez, los métodos del madrileño, su excesivo rigor táctico o la incomprensión sobre lo que les pedía a los futbolistas han sido los argumentos de la plantilla para mostrar públicamente su alegría con Zidane. Modric se descolgaba con más 'quejas' en las últimas horas, esta vez sobre una pretemporada que, según su criterio, ha mermado la preparación física de la plantilla. Otro mensaje al club. Un club que, de momento, calla a sabiendas de que ha perdido esta última batalla pero que también sabe que ahora los jugadores están en manos del propio público. Al ser tan sinceros, se han descubierto. Y aunque con la sanción FIFA y la posibilidad de que no pueda haber cambios este verano parece que tienen aún más la sartén por el mango, si no se alcanzan objetivos será momento de hablar.