Los gestos (y comentarios) de Zidane que ayudaron a evitar el desastre
El técnico tiene un temor por encima de cualquier otro aspecto relacionado con el mal juego del Real Madrid, especialmente en los partidos de Liga fuera de casa.
Una vez más, el Real Madrid dejó una imagen más que dudosa en una salida liguera. Su 1-2 en Gran Canaria no palió su mal partido, convertido en un correcalles con un sinfín de errores defensivos y en la salida de balón primero, y en un asedio (literal) de la UD Las Palmas en el segundo tiempo después. El tanto del empate de Willian José casi al final del partido fue contestado por un testarazo de Casemiro, el segundo tanto madridista de cabeza y a la salida de un córner de la noche, lo que no dio pie al pánico por falta de tiempo para ello. Pero el terror por el mal fútbol desplegado por los blancos estuvo ahí.
Consciente de todo ello, a sabiendas de que quedan muchas semanas hasta el final de la temporada y de que el Real Madrid no puede 'arrastrarse' por los campos de España de esta forma a pesar de tener la Liga perdida, Zidane trató por todos los medios de activar el espíritu competitivo de sus futbolistas durante los noventa minutos. Es cierto que dejó en Madrid a James Rodríguez, Kroos o Danilo, pero dispuso un once perfectamente de garantías y sus cambios estuvieron destinados a equilibrar el medio campo y dotar al ataque de mayor movilidad y verticalidad. No acertó.
Tampoco sus comentarios en el vestuario al descanso, algo que repitió con Sergio Ramos en el banquillo y en los últimos instantes del partido, después de que el camero viese la segunda cartulina amarilla y fuese expulsado. La imagen de ambos hablando y tapándose la boca ante el 1-1 que por unos segundos campeaba en el marcador lo decía todo. Intentando identificar errores, concretando acciones a tomar en el futuro.
Zidane también dejó su sello en el choque al sustituir a Isco justo después de que el malagueño viese la cartulina amarilla por una fea patada sobre Bigas. Lo intentó todo, pero de momento no puede evitar la nefasta versión madridista lejos del Bernabéu y en la competición doméstica. Sabe que estos duelos son fatales de cara a la moral para la Champions League. ese es su gran temor.